Prologo.

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-¡Te dije que no irás!.- Puso la cara de siempre.
-¡Déjame ir!. Soy lo suficientemente grande como para salir y cuidarme sola, mamá dame esta oportunidad que probablemente no se repetirá...- Puse mi cara de perro mojado
-¡Ya te dije que no!.
-Mamá al final de cuentas tu no decides que hacer y qué no hacer por mi, ¡adiós!.
-¡Vete a la mierda!. ¡Haz lo que quieras!.
-¡No puedo hacer lo que yo quiera porque no se te pega la gana de ayudarme!- Sentía que se me salían las lágrimas, nunca le había contestado así.
-¡Vete de aquí!-De dio vuelta y miró por la ventana, sentía que se le derramaba una lágrima y me dieron unas ganas inmensas de correr abrazarla y pedirle perdon-¡Que te vayas dije!- Se me escaparon unas lágrimas que las limpie rápidamente y salí de la sala tirando la puerta del departamento.
Llegue al entrenamiento como de costumbre pensando en lo que le había dicho. Eres una imbécil yo no pensaría en volver, o volvería y le llevaría serenata y un ramo de flores ya que la trataste tan mal. Cállate  sólo buscas confundirme...
Cuando llegue salude a todas las chicas y empezó el entrenamiento, luego de 2 horas de sudar y afirmar el trasero nos dieron un descanso en lo que empezaban a llegar los chicos...
El entrenador Jonathan nos dio permiso para jugar fútbol y entonces jugamos contra los chicos a las 4:30 p.m. pensé que debía irme a casa a pedirle perdon a mamá por tratarla así, fui para la oficina del entrenador donde estaba mi bolso y justo cuando estaba alzando mi bolso sentí que alguien entró me di la vuelta.
Y lo vi...

Nos Pertenecemos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora