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La puerta del portal está abierta, así que, entro y veo que todo el recibidor es blanco: suelo blanco, paredes blancas, puertas blancas, muebles blancos y ascensor blanco.

Cuando llego a la puerta de Daniela no sé qué hacer, estoy muy nervioso. Llamo al timbre y en unas milésimas la puerta se abre y aparece ella. Me indica que pase a su casa y veo que no hay nadie.

Abre una puerta que parece ser su habitación. Al entrar hace que me siente en su cama empujándome de los hombros y se sienta a mi lado.
-Bueeeno- dice- pues esta en mi humilde morada.
- Es bastante chula- comento.

Repaso la habitación con los ojos, es de un tamaño normal, las paredes son rojas y el suelo de parqué blanco, hay una ventana en la pared de en frente de la puerta, debajo un escritorio con un balde. A la derecha se encuentra Daniela sentada a mi lado en su cama y bueno, hay unos  cuadros en las paredes.

-Cuentame eso de que no tienes amigos- Dice Daniela.
-Pues... la verdad es que solo he tenido uno, se llamaba Edward, eramos amigos en primaria.
-¿Y que pasó?
- Se mudo a Francia en 4°.
-Ah.

Un silencio nos envuelve unos instantes.

- Y... ¿Ahora?- Dice por fin.
-Ahora no tengo, me cuesta relacionarme.
-¿Y yo?
-Bueno, te Acabo de conocer, apenas hemos hablado, no sé.
-Tu eres mi primer amigo desde que me he cambiado de instituto- dice sonriendo.

- Me sorprendo pero siento alegria, una amiga.

-¿En serio? Pues... gracias... supongo.
-De nada Al- responde poniendo énfasis a "Al''.
- Se me hace raro que me llamen asi- digo.
- Pues acostumbrate Al- dice riéndose.
Su risa es bonita, es armoniosa. Antes de darme cuenta tengo una sonrisa en la cara.

De repente se calla y se queda mirándome unos segundos hasta que dice:
-Vaya, que manera más guay de sonreír, es la primera expresión que veo en ti que no sea tímida o sería, me gusta, me gusta.

Creo que me sonrojo.

-¿Tienes hermanos?- pregunto cambiando de tema.
-Lamentablemente sí, un chico se llama Aaron y es muuuuy plasta.

Me río.

-¿Y eso?
-Dani que pone aquí, Dani que significa esto, Dani que tengo que hacer, Dani...- imita a su hermano.

Me vuelvo a reír.

-Pobre chico- digo entre risas.
- Le quiero, pero me saca de quicio.
- ¿Cuántos años tiene?
-10.
- Ah.

Hablamos de su familia, de la mía, nos contamos anécdotas, le explicó cosas del instituto, descubro que su color favorito es el naranja y que su miedo son las serpientes. Las horas pasan y nos dan las nueve. Recuerdo que mi madre me había dicho que llegará sobre las diez menos cuarto así que debo darme prisa en salir.
-Daniela, me tengo que ir, muchas gracias por invitarme.
-De nada y llámame Dani- dice poniendo cara de sabelotodo.
- Vale pues Adiós Dani.

Me acompaña hasta la puerta y al llegar allí me da un abrazo. Noto como se me acelera el corazón.
-Adios mejor amigo- me susurra.

InvisibleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora