Eran las 4:00 p.m., Anna ya había salido de la escuela, se había dado un baño y se había puesto su uniforme para ir directo a su trabajo, muchas chicas de su edad odiarían trabajar pero ella decidió hacerlo para ayudar a su madre, y no le disgustaba; en realidad era entretenido, se llevaba bien con todos los de Sandy's Place, era una cafeteria en la cual siempre te iban a atender con una sonrisa. Anna se despidió de su madre Janice, salió de su casa y fue directo a la cafeteria, el cual estaba a unas cuadras de su casa por lo tanto podia ir caminando sin agotarse. Llegó al Sandy's Place y al abrir la puerta, además de ver algunos clientes, unos recurrentes y otros no, pudo notar que resaltaba el color mostaza; color de su uniforme y de todos los trabajadores del lugar, también constaba con un delantal blanco de encajes amarrado a su cintura y para los chicos, una corbata blanca, no era el uniforme más bonito de todos pero eso no le importaba a nadie, pues las criticas negativas de el lugar eran muy pocas, este era un lugar que todos adoraban con comida deliciosa y personas muy simpáticas, simplemente como otro hogar.
Hola Gretta -Sacudió su mano en forma de saludo, hacia la señora de 45 años que estaba detrás de el mostrador- Te ves bien hoy - Guiñó su ojo y fue hacia dentro de la cocina.
Saludó a casi todos sus compañeros de trabajo dentro de la cocina, y luego entró Lucas, uno de sus mejores amigos, el que pidió el trabajo como mesero solo para estar con ella.
Hola pequeñita -Dijo despeinando el cabello de Anna, él siempre hacia comentarios sobre lo pequeña que era ya que él era, a su vista, un gigante-.
Sabes, eso no da gracia -Dijo mirando hacia la cara de el chico para luego rodar sus ojos-. Como sea, debo trabajar. -Y entonces ella salió de la cocina y fue a tomar la orden de una mujer.
Tendría unos 30 años de edad, y su nombre era Madeline Light, siempre pedía un café con 3 cucharadas de azúcar, para luego devolverlo con el pretexto de ''Está demasiado dulce, se han equivocado'' haciendo un alboroto y recibir un cupcake gratis.
Madeline -Anna sostuvo una falsa sonrisa-. Es bueno verte, ¿Lo de siempre?
Ella asintió diciendo; Con 3 cucharadas de azúcar. -Y sacó una revista para abrirla y fijar si vista en ella-.
Al voltear, Anna puso los ojos en blanco y le avisó a Mark que le sirviera un café con 3 cucharadas de azúcar y el cupcake para evitar un espectáculo como todos los días. Él se lo entregó sonriendole y le dijo: Buena suerte.
Caminó hacia la mesa de Madeline y le entregó su pedido, ella apartó la mirada de la revista y preguntó:
¿Por qué el cupcake? -Miró a Anna seria-. No lo he pedido.
Va por la casa -Dijo la chica-. No hemos pasado de azúcar, eso creo. Anna volteó antes de dejar que ella dijera algo más, en eso, sonó la campana de la puerta indicando que alguien había llegado.
Buenas -dijo un chico atractivo entrando a la cafetería, unas de las personas que habían le respondieron amablemente y las otras simplemente le ignoraron-.
Buenas tardes -Anna le acompañó a una mesa para 2 y él se sentó-. Tenemos malteadas, café, cupcakes, sandwiches y lo que te apetezca -Ella sonrió, casi como si estuviera coqueteando con él-.
Con la malteada me convenciste, una de fresa, por favor.
Anna caminó hacia Mark y le pidió una malteada, mientras estaba lista fue hacia la mesa de Madeline, solo que esta estaba vacía, con unos 12 dólares en la mesa. Tal vez tendría un carácter un poco duro, pero, daba las mejores propinas. Mark le llamó y fue a retirar la malteada para llevársela al chico.
Vaya que es guapo -Mark se recostó del mostrador-. ¿Te lo ligarás?
Eh, ¡No! -Anna rió-. Bueno tal vez. -Y giró a donde el chico-
Aquí tienes -Fue a servirle al chico su malteada, pero parece que el iba a cojerla por si mismo, las manos de ambos chocaron y Anna quedó en blanco unos segundos, fijando su vista en los ojos de aquel chico. Entonces, su voz le llevó a la realidad-.
Oye, chica, la malteada se ha derramado, ¿Podrias traerme una servilleta? -Dijo con toda la amabilidad del mundo para ser un reclamo-.
Oh, L-lo siento -Dijo nerviosa-. ha sido mi culpa lo lamento, por favor, te daré otra gratis, no se enoje -Le suplicó ella con los ojos-.
Tranquila, ha sido mi culpa, yo me entrometí en tu trabajo y tropecé nuestras manos, mi error -Le sonrió-. Y no es necesario -Miró su reloj-. En realidad debo irme
Anna fue a la cocina, apareció con unas servilletas y se las entregó, entonces el se fue, dejando 4 dólares por aquella malteada.
Que vergüenza -Dijo Anna jalandose los cabellos y se dirigió hacia el mostrador-. ¿Haz visto esa locura?, Gretta.
No, linda, ¿Qué paso? -Volteó para prestarme atención-.
Nada, mejor lo olvido -Y siguió con su trabajo-.
Horas mas tarde, ya eran casi las 9:40 p.m., Anna se despidió de todos y se fue junto con Lucas, salieron temprano, esa noche no había mucha clientela, sólo que ambos tomaron caminos distintos. Fue directo a su casa, y al tocar el sofá, se quedó dormida.
En la cafetería, solo quedando Mark y Sandy, la gerente, un chico llegó y se acerco a ella, quitó el bolso de su hombro y sacó un pantalón.
¿Es usted la gerente, no? -Se dirigió hacia Sandy, una mujer de unos 38 años-.
La misma, ¿Qué desea? Estamos a punto de cerrar. -Sonrió al chico-.
Pues he venido a formular una queja, contra una chica joven que me atendió, echó a propósito una malteada que amablemente le pedí, sobre mis pantalones para solo burlarse -Le mostró a la gerente el pantalón y entonces logro ver una foto de Anna, la señaló y dijo;
Aquella chica fue-.
Sandy un poco sorprendida debido a que Anna era una chica muy amable y tranquila, por las pruebas solo pudo asentir y escribir la queja de aquel chico, para luego ir a guardarla en su oficina.
Me encargaré -Dijo la mujer y se retiró a su despacho-.
El chico salió cantando victoria, y se dijo para si mismo;
Es mi momento de jugar, Anna. -Y sonrió de una manera, que se notaba que habia una pisca de rabia-.
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Memories -Dylan O'brien-
FanfictionUna historia en la cual una chica deberá luchar en el presente por culpa de su pasado.