cap 4

29 0 0
                                    


─         ¿Me has hecho algo? –murmuró en un susurro.

─         ¿Cómo que si te he hecho algo?

─         Si no se, será el calor que me hace sentir cosas… -dijo desconfiada.

Nos dormimos, a mí me costó bastante, realmente si pensaba con claridad era obvio que se habría despertado cuando la acariciaba, quizá no desde el principio, pero lo sabía… Lo que no sabía era como actuar, como tomarme eso… ¿Significaba que le gustaba? O simplemente se había dejado hacer esperando a que yo me cansara… Cuando por fin el alcohol ingerido me hizo caer redonda lo agradecí muchísimo, porque algo borracha como iba solo hacía que comerme la cabeza.

Cuando desperté me asusté bastante, era la primera vez que me levantaba y ella no estaba durmiendo, apenas estaba en la cama ni la habitación. Mil pensamientos aterradores me pasaron fugazmente por la cabeza, la habría asustado… Aunque ella era menor que yo... No sabía su edad exacta pero rondaría los 19 años, yo tenía 20 (los dos patitos).

Salí con cautela de la habitación y me dirigí a la cocina. Por el pasillo casi chillo, al abrir una puerta me la encontré de cara. Casi se le cae la bandeja a ella del susto.

─         Por un día que quería darte la sorpresa…

─         No si la sorpresa me la he llevado. –no pude evitar reírme por el sobresalto que di.

─         Jajaja, si… algo he notado. –comentó riéndose ella también.

 

Le gustara o no lo de la noche anterior al menos hoy estaba simpática. Al estar las dos despiertas desayunamos en el comedor a eso de las 8:30, nos lo tomamos con calma ya que nos faltaba media hora para empezar el día. No hablamos en absoluto de lo de anoche ni el insomnio, ni la borrachera, si no que hablamos del día que nos venía encima. Venían 30 niños durante una hora, teníamos que hacer un cumpleaños, lo que significa pasear ponys durante una hora turnando a los críos… (Insoportable, cuando sabes de montar y ves como tiran del caballo y los molestan te resulta insoportable).

Acabamos de comer y empezamos las clases, hasta las 12:00 del mediodía no venía el cumpleaños. Llegada esa hora preparamos dos ponys uno para cada una. Nos fuimos a la pista y empezamos a subir niños, eran unos 5 minutos por niño, hicimos casi dos horas aunque había niños que no habían venido.

Por fin terminó y nos dispusimos a duchar los ponys y guardarlos. Ya eran las 14:00 por lo cual hasta el martes estaríamos en la hípica sin tener que trabajar ya que eran nuestros días festivos.

Al recoger las monturas y materiales del caballo los llevamos al guadarnés de escuela, el de escuela era pequeñito, con montureros que son unos palos enganchados a la pared que sujetan las monturas lo cual hacía el cuarto más estrecho. En parte ese lugar era muy excitante, como una biblioteca donde siempre piensas hacerlo en las estanterías, pues aquí sería en los montureros. Dada esa estrechez al pasar ella por delante de mío de espaldas me rozó con todo su trasero, lo hizo muy lentamente, para mala suerte su montura iba justo delante de mí, así que se inclinó para colgarla, lo cual conmigo enganchada en la pared presionó más su trasero contra mí, una nalga suya estaba perfectamente encajada en mis partes, sentí presionado mi clítoris. Traté de coger aire y apartarme, pero estaba encajada contra la pared y hasta que no aliviara la tensión de su trasero no me podría mover. Al enderezarse con un movimiento extraño de su cintura se restregó completamente contra mi clítoris. Como ya se había enderezado pude escaparme y salir de allí porque empezaba a agobiarme ese lugar con ella tan cerca y receptiva a diferencia de cuando ‘dormía’.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Dec 29, 2016 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

motivación en el trabajoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora