Paz de media tarde

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Despejado.
Un cielo por demás celeste (como pintado) y unas cuantas manchitas negras que pasan fugaces cortando el firmamento, cuatro golondrinas batiendo las nubes transparentes con sus alas.
Despeinado.
Así está el césped, igual que mi cabello. Ambos me hacen cosquillas. Uno (mi cabello) en mi espalda, revoloteando y el otro (El césped) en mis pies descalzos, cómo batallando al viento se agita; se siente bien.
Libre.
Mi espíritu está suelto surcando los campos, subiendo al cerro y bajando rápido hasta las flores lilas y azules que tiñen en paisaje, perfumándose, girando al compás de la canción que canto sonriente y con desafino.

Quesos, casas, cosasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora