Adaptarse

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Volví la cabeza hacia arriba, me sequé el rostro con mis manos y me puse mis anteojos. Luego de eso salí del baño y me dispuse a volver al salón de clases corriendo, pues sabía que el profesor no tardaría en llegar, pero para mi sorpresa, ya había llegado.
-Eh... Disculpe la demora, profesor -dije un poco agitado por la carrera, mi físico no era el mejor.
-Así que llegando tarde en tu primer día de clases -me dijo el profesor con una cara de pocos amigos y un tono bastante molesto -Ve, siéntate, te la dejaré pasar por esta vez.

Fui directo a mi asiento y al volver, esa chica continuaba a mi lado, viéndome de la misma forma de antes, me colocaba los pelos de punta, pero era bastante agradable, mi corazón no paró de latir fuertemente durante toda la jornada de clases, era repulsivamente genial, aunque ciertamente me causaba agobio, todo era aún tan confuso para mí, y no lograba entender porqué pasaba esto.
A la hora del descanso, me recosté sobre mi escritorio con la cabeza baja y le volví a escuchar.
-Evan, oye -me susurró la chica al oído con un tono de voz tan dulce que me derritió por dentro -Ven, ¿quieres que te enseñe el cole?      
-Bueno, yo...
-¡Vamos! -me interrumpió y de nuevo sin importarle más me tomó de la mano para levantarme.

Todo este asunto aún me parecía tan extraño, no sabía cómo reaccionar, una persona se había fijado en mí y ahora me estaba llevando por toda la escuela en un tour.
Me llevó por cada pasillo, por cada aula, por los alrededores y por cada planta del cole, detallándomelo todo poquito a poco con su dulce y melodiosa voz, era como la mejor pieza musical que jamás había escuchado, inclusive al cometer errores se veía preciosa, me pedía disculpas y yo no le decía nada, simplemente observaba. El tiempo parecía eterno, 30 minutos se volvieron 2 horas, fue todo como un sueño, uno del que no quería despertar, éste había sido el mejor recorrido que me habían podido hacer en la vida, pero llegó la hora de volver a clases.
Todas fueron ''normales'', excepto porque yo aún continuaba de idiota asfixiándome con el latir de mi corazón y los profesores me llamaban constantemente la atención para que estuviese más atento, no es que no me importen las clases (que realmente me importan poco), sino que tengo mis asuntos, como sea, la chica cada tanto me miraba y sonreía tan tiernamente, que me hacía sentir como si fuese igual de inocente que un bebé.
Sonó la campana de salida y todos recogieron sus libros para irse a casa, yo en cambio, me quedé un rato esperando a que todos salieran antes, siempre lo he hecho, las multitudes me abruman, las odio, a su vez, la chica también se quedó esperando, increíblemente ella también aguardaba a que todos salieran antes. Luego de que el cole estuviese lo suficientemente vacío, ella se levantó y me dijo:
-Evan, vamos, parece ser que ya salieron casi todos.
-Eh, vale... -dije en un tono bastante más normalizado, aún no asimilaba la idea, pero cada vez me resignaba más a que mi año no iba a ser normal.

Esta vez la chica no me tomó de la mano, creo que principalmente porque ambos cargabamos con nuestros libros, que nisiquiera sentí cargarlos gracias a que no le quité el ojo de encima mientras caminabamos a los casilleros, atontado por si abrumadora belleza.
-¡Eh, parece que nuestros casilleros están juntos! -exclamó alegremente la chica mientras se le iluminaban los ojos -Esta es una coincidencia increíble.
-Sí que lo es... -susurré lo suficientemente alto como para que me escuchara.
-Préstame tu celular -dijo luego de extender la mano y mirarme con picardía.
-Vale, ten... -y le dí mi celular con el nerviosismo que me sofocaba.

Con el aparato en sus manos, tecleó cosas que no me permitía ver, luego de eso me lo entregó, recogió su mochila del casillero y se fue luego de sonreírme, ¿cuál era su problema con sonreírme cada dos por tres? ¿Es que acaso estaba conciente de las emociones y sensaciones que causaba en mi cuerpo y mente? En fin, revisé mi celular y ví que guardó un número, su número puesto en la pantalla del Whatsapp.

''Amalia 😘''

Era la forma en la que se había guardado, por cierto, mi Whatsapp era una aplicación vacía, nisiquiera sé porqué razones no había desinstalado esa cosa, mis únicos contactos eran mi tía, mi mamá, mi papá y mi hermana pequeña, mi celular corría la misma suerte, lo tenía únicamente como un MP3, a fin de cuentas la única que llamaba era mi tía cada dos meses para preguntarme sobre la familia.
Camino a casa hice lo típico en mi mente, repasar lo que viví ese día, siempre era lo mismo, nada, pero ahora era diferente, mi mente era una oficina abarrotada de papeles con memorias que organizar, mi día había sido diferente al resto, hoy había experimentado cosas nuevas, cosas que causaban repudio a mí mismo sin razones totalmente claras.
Sin embargo, en mi casa nada había cambiado, seguían las discusiones, los gritos, las peleas y constante llanto de mi estúpida hermana para que mis padres parasen de una buena vez.
-¡¿Y ésto qué se supones que es?! -escuché a mi padre gritar desde afuera de la casa, sí, todo el vecindario estaba al tanto de todos esos problemas -¡¿Comida?! ¡Esto es una mierda!
-¡Si no lo quieres, no lo comas, pues! -le replicó mi mamá y yo aún seguía afuera.
-Muy buenas... -dije al entrar en la casa, pero como siempre fui ignorado y subí las escaleras para encerrarme en mi cuarto.
-¡Cada día me dan más ganas de irme de esta pocilga! -volvió a exclamar mi padre la misma frase de cada día.
-¡Entonces vete y no vuelvas! -y mi madre también repitió lo mismo.
-¡Paren ya, por favor! -sollozaba mi hermana mientras se tapaba los oídos y lloraba como siempre.

Esto era el pan de cada día, porquería tras porquería, sin embargo, ahora tenía algo nuevo y quizás estimulante, digo quizás porque no sabía cómo sentirme. Encendí mi computadora y me dispuse a buscar sobre lo que me pasaba, a mí, a mi cuerpo, a mi cabeza... A mi corazón.
Y todo coincidía cada vez más, el rompecabezas para mí detestable encajaba pieza por pieza y al final se revelaron mis sospechas... Estaba enamorado.

La noche de Dama OscuraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora