Cuando era pequeño, mi padre siempre me acompañaba por la noche a la cama, me tumbaba en la esquina más alejada del suelo, pegado a la pared. Ahí era cuando dejaba el trabajo a un lado, las obligaciones y las pistolas. Se tumbaba a mi lado ocupando toda la cama, y si estaba enfermo, se tumbaba en el suelo a contarme todo tipos de historias.
Mi favorita era la de un mundo al revés, un mundo donde el cielo es del color de la hierba y el suelo del color del cielo, un mundo en el que las vacas pastaban en verde prado del "cielo" y los centauros (si, mi padre tenía una imaginación desbordante) galopando entre risas y flechas. Donde los pájaros se perdían en el suelo celeste y tenías que cruzar por las nubes, y los días de lluvia...¡Mas te valía correr! La lluvia se subía como una lagartija por las piernas empapando los calcetines y llevando en cabello hacia el cielo, bueno, la tierra.
Me contaba miles de historias sobre ese mundo, pero mi favorita era una muy especial, era la historia de una niña de ojos verdes, la soñadora.
La soñadora, wow, menudo título, un inculto diría que todos somos soñadores pero no todos tiene la capacidad de soñar mientras la realidad te asalta como una ola golpeando contra tu rostro haciendo que la sal se pegue a tus pestañas.
Pero ella hacia que la gente recordara, hacia que las lágrimas de hoy se conviertan en risas en el mañana

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La Chica De Ojos Verdes
Fantasy- Jack, ¿sabes por qué estas aquí? Por supuesto que lo sabía, mi cabeza no quería darse cuenta, pero mi corazón si sabía lo que ocurría. - No señorita. - Mi voz sale rasposa, rodando por la garganta, como si la lengua llevara mucho tiempo hibernando...