La Chica De Ojos Verdes

Uno

De vuelta a casa mis padres (mi mama y mi padrastro) discuten mientras yo me hundo en el mundo de tinieblas y recuerdos.

- Jack, ¿crees que te acordaras de mi? - su voz todavía la oigo, creo que es la única que recuerdo con nitidez.

Me acuerdo como la miré, recuerdo que al pasar la mano por su mejilla se empapó de sus dulces lágrimas. Todavía recuerdo como era, con sus ojos verdes, tan claros que parecía agua mentolada, una piel pálida salpicada con pecas como estrellas en el cielo o gotas de pintura en un lienzo, cabello negro brillante siempre recogido en una trenza de espiga que le llegaba hasta el final de la espalda, siempre decorada con cintas azules y blancas. Llevaba con un vestido azul cielo con flores blancas, como margaritas naciendo del firmamento, ajustado en el pecho y suelto hasta las rodillas. Unas manoletinas blancas con lunares azules, siempre pensé que las flores blancas habían perdido sus pétalos habían caído de su vestido e ido a parar a sus zapatos.

- Claro que si, tu eres la que en ningún momento se ha alejado de mi, eres la única que me ha echo creer en lo imposible.

Mi madre me habla desde el otro lado del cristal, con sus ojos negros empañados por las lágrimas, que siempre tendrá al verme. Ella todavía esta conmigo, que sigue a mi lado fuerte. Gracias mamá.

- Voy. - Dejo mis pies caer del coche, y mis labios se fruncen al notar el duro asfalto contra mis desnudos dedos, alzo los ojos para mirar los labios de mi madre .

- Todavía no se por que vas descalzo.

Mi mente se va otro lado cuando oigo esas palabras, recuerdo a la chica de ojos verdes corriendo descalza por una hierba del color del cielo, y un cielo del color de la hierba. Recuerdo como agarró mi mano, entrelazó los pequeños dedos, y como su palma se perdió entre la mía. Su voz, divertida mientras intentaba hacerme correr por aquel campo imposible.

Aquella niña me enseñó a soñar, algo que hacia demasiado que no hacia.