Capitulo 1

12.2K 544 58
                                    


Mario

El sol se hace sentir cuando se cuela a través de la ventana de mi habitación, mis parpados se niegan a abrirse, pero lo hacen al sentir un movimiento a mi lado, descubro que a mi lado duerme una chica rubia, al levantar mis sabanas noto que ambos estamos desnudos, pongo mis manos en la cabeza ya que un fuerte dolor se instala allí. Otra vez me he acostado con alguien y ni siquiera puedo recordar su nombre, me levanto poco a poco y al ver el reloj me doy cuenta que ya es tarde, mierda, a Thomas no le gustará para nada las razones por las cuales llegaré tarde a la empresa, y de paso con resaca, al levantarme la chica despierta y me sonríe, le devuelvo la sonrisa para no ser mal educado pero necesito que se vaya, tengo que trabajar.

-Hola linda –le saludo.

-Hey...hola...

-Verás preciosa, me da mucha pena contigo pero he de irme a trabajar...ya sabes...-busco sus prendas y se las facilito.

-¿Qué hora es?-mira el reloj- ¡Oh yo también! crees que podrías hablar con el Señor Hummels, no quiero que se enoje conmigo también...-dice levantándose y vistiéndose.

-Claro..Claro de eso ni te preocupes...-mi tono es confiado, pero mi cabeza piensa mil insultos que Thomas me dirá en cuanto llegue.

-Gracias...-se acerca a mi para volverme a besar y educadamente le detengo poniendo mis manos en su cintura.

-Eh... ¿qué haces?

-Despedirme cariño...-intenta besarme nuevamente y le detengo.

-No hace falta, gracias...-entro al baño, dejándola sola en el medio de la habitación, lavo mis dientes y rápidamente entro en la ducha, por ser fiestero, la resaca forma parte de mi, aunque todavía hay veces que son más fuertes que otras. No acostumbro a besar a las mujeres con las que me acuesto por las mañanas porque significaría para ellas la promesa de una próxima vez, y yo no quiero próximas veces con nadie, la monotonía no es lo mío, yo disfruto el momento y ya, las ofrecidas me aburren porque abundan , sin embargo a veces me divierto con una que otra, pero hay otras que se creen mis dueñas solo por una noche , lo malo de tener tanto dinero es que al final no sabes quien de verdad estará contigo por el dinero o por quien eres, por eso mis amistades son pocas y contadas, y de las mujeres ni me preocupo, siempre puedo tener a la que me proponga conquistar.

Traje negro, camisa blanca, corbata roja, la primera elección de la semana, porque es lo primero que se me viene a la mente, lo último que quiero hacer en este momento es pensar, y esa combinación suele resultar.

Al llegar al edificio, tomo el elevador hasta la recepción del piso que compartimos Thomas, Hannah y yo.

-Buenos días Señor Lahm, el Señor Hummels le está esperando en su oficina, y aquí está su café de las mañanas.-dice Erika, la secretaria.

-Tu, tan eficiente como siempre... ¡por eso es que me encantas!-le sonrío y tomo el café, preparándome para lo que viene.

-Nunca pasará...-afirma.

-Lo sé...-rio, hace unas semanas me entere que compartimos los mismos gustos, que desgracia para mi.- es por eso que no caíste en mis redes...

-Señor Hummels, oficina, espera-me recuerda mientras acomoda algunos papeles de rutina. Resoplo.

-Ves, le quitas la diversión, por eso lo nuestro nunca podrá ser...-reimos y bebo un sorbo de mi café, respiro hondo y abro la puerta de la oficina de Thomas, incluso antes de pasar por la mia.

The SecretDonde viven las historias. Descúbrelo ahora