Algunas brevísimas reflexiones sobre el método

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Los tiempos muertos, aquellos en los que no se calcula ni se hace geometría trascendental: como un río lleno de agua que se escapa sin que la bebamos. Y siempre tenemos sed.

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He llegado a la conclusión de que el Buda es el geómetra perfecto. Cada una de las posiciones de sus manos es una manera de trazar formas invisibles con las líneas de su alma. Esas formas tendrían la capacidad de cobijar y dar justa medida a todas las cosas de la experiencia.

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Uno debiera ser capaz de trabajar en un trazado constante. Ir corrigiendo, con gran precisión, las líneas timoratas y erróneas de la vida cotidiana, siguiendo siempre el recto sendero de la Geometría.

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Se necesita cultivar un cálculo silencioso y veloz. Intuitivo en grado sumo. Con este método se puede investigar hasta la realidad más indómita. Me motiva, de hecho, internarme en las más profundas tinieblas de la ignorancia para hacer ahí mi procedimiento y llenar la vida de la aúrea claridad del espacio-tiempo eminentemente científico. 

La Geometría Sagrada de Arístides O'NeelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora