A veces, el clamor de los cuerpos geométricos nunca pensados me despierta en la noche. Suena como una música todavía no imaginada y que sin embargo se insinúa con la precisión de un primer punto. Se hiende en mi intuición como la punta de un alfiler.
Imagínense despertar ciertas noches con decenas de alfileres apuntalando en alguna parte especialmente sensible de sus cuerpos.
Consideren además que en mi caso se trata de un punto que hiende el alma, y la piel del alma es mucho, pero mucho más sensible que la del cuerpo.
(Nota al margen: alguien dijo alguna vez que el amor es la piel que cubre todas las cosas).
Sucede que las ideas geométricas ansían justamente vestirse con la piel del alma y así llegar a ser, propiamente, 'cuerpos' geométricos. Los cuerpos geométricos viven una vida coherente con la sobrevivencia de su corporalidad. Los cuerpos geométricos tienen su alimentación, sus movimientos, su existencia.
No soy biólogo, lo siento. Si lo fuese, desarrollaría un estudio acabado de la vida animal de los cuerpos imaginables. Llegaría a la conclusión de que todo lo que de una manera u otra está animado, es 'animal'. Y que, por lo tanto, una sola ley animal tiene que recorrer el universo entero. El universo entero, de hecho, debe ser entendido desde una perspectiva biológica como un animal que transforma y se alimenta constantemente de su propio contenido.
Pero soy un geómetra, y siendo consecuente, debo pensar más bien que el universo es el espacio multi-dimensional donde viven su existencia los cuerpos geométricos. Donde estos padecen, dialogan, se relacionan y se diferencian.
Por lo anterior, soy un convencido de que todo investigador que se precie de amar intelectivamente la vida de los cuerpos inteligibles, debe ser, también, escritor. ¿De qué otro modo podría traducir -para nosotros, los mortales- esos diálogos, esas íntimas motivaciones, las discusiones (no pasionales sino intelectivos) que acontecen entre ellos?
Si la nuestra fuese una humanidad mucho más evolucionada, las señoras se cultivarían en las tardes y en el trasnoche con telenovelas desarrolladas por potentes programas computacionales donde se representara por gráficos y animaciones vectoriales los dilemas eternos de los cuerpos geométricos. Esas dueñas de casa de aquel mundo utópico sabrían que aquellos procesos no son otra cosa que los moldes arquetípicos que dirigen los dilemas y obsesiones humanas.
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La Geometría Sagrada de Arístides O'Neel
Ficción GeneralUn escritor que se dice a sí mismo geómetra, se aventura por los laberintos de la escritura y del sueño.