¡No Me Dejes!

C1

Gisborne, Nueva Zelanda
14 de septiembre, 2016

Desde que mis abuelos me dejaron en aquel orfanato, mi vida, pues, se convirtió en un total infierno.

A los 12 años me adoptaron, una pareja feliz, con buena economía, y con dos hijos más o menos agradables, el mayor, Ron, fue muy bueno conmigo, pero a veces su temperamento me asustaba, la menor, Claire, me odiaba con más no poder, pero una que otra ocasión me defendía. Y los que eran mis padres adoptivos, el Sr. y la Sra. Schülz, eran muy divertidos y cariñosos, me habían devuelto el aliento de una cálida y hermosa familia hogareña.

Hablo en pasado porque no todo es color de rosa. Pues por desgracia murieron, ¿Porqué fui yo la que sobrevivió?
Esa pregunta me lleva trastornando hace años. Siento que llevo la culpa de todo. Siento que soy un karma para el mundo. Siento que no merezco estar aquí. ¿Porqué debo de tener todo esto? No me lo merezco.

Me mudé con mi tía adoptiva, ella administra el dinero que mis padres me dejaron. Mi vida era común, respiraba, iba al Colegio, comía, hacía la tarea, y después me iba al parque a escribir tonterías, ¿típico, no?

Pero no estaba bien, no sentía ni frío, ni calor, no estaba triste, ni mucho menos feliz, sentía esa presión en el pecho, me sentía vacía otra vez.

Mi tía Joahn me dice que debo coner más, que dentro de poco desapareceré, como pero no mucho, no tengo demasiado apetito.

Todos en el colegio me conocen, aparte de tener demasiado dinero, siempre me miran con lástima diciéndome: pobre, quedó devastada.

No tengo amigos, mi único escape son los cuadernos y libros, puedo ser un poco libre, pero no feliz.

La próxima semana séra mi cumpleaños, mi tía me ha preguntado con un mes de antelación que, ¿Que era lo que quería para mi cumpleaños?

Yo me quedé callada, era obvio lo que quería, a mi familia, a mis padres, a Claire, aunque no le agradaba mucho, pero los quería, a Ron lo quiero muchísimo; de él no hablo en pasado, porque tengo la sensación de que él está vivo, no me quito esa idea desde hace años.

Y pues, este mi historia, pero no completa, y veré que es lo que el futuro tiene para mí.

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Me levanto del césped del parque, y me encamino a casa, para dormir. Llego, veo a mi tía en la cocina.

-Mase? -

-Si?

-No piensas en cenar?

-No tengo apetito, gracias

-Por lo menos tómate un vaso de jugo- lo dijo con cara de súplica

-Está bien- Lo que hacía últimamente era para complacer a mi tía

Terminé mi vaso de jugo, y di las buenas noches a mi tía. Subí a mi recámara, me cambié de ropa y me acosté, lo único que hice fue llorar, escuché a mi tía asomarse por la puerta.

-¿Porqué lloras? - pregunta Joahn

No le respondí, ella ya sabía. Se acostó a mi lado en la cama, dejé de llorar y nos quedamos viendo las estrellas fluorecentes que estaban en el techo de mi habitación. Me quedé dormida.

*En el sueño*

Ron?...
Claire?...
Mami?...
Papi?...

Escuche 4 disparos, visualicé sangre por todos lados, y sentí las lágrimas recorrer mi rostro, como cascada cayendo sobre las rocas.

No escuché más nada, salí del armario, estaba muriendo del miedo, corrí donde mi mamá, arrodillada me eché a llorar como una loca, busqué a papá, estaba en una esquina tirado con una bolsa negra amarrada en la cabeza, y Claire... tirada en el suelo. Me dolió un sin fin todo esto.

No pudé encontrar a Ron, lo único que vi fue una nota pegada en la puerta con sangre, eran códigos, no tengo idea de que significa, lo tomé, y me lo guardé.

Después de media hora llego la policía, con sólo ver como se llevaban a mi en bolsas negra a mi familia.

Lloraba sin poder no más en los brazos de mi mejor amigo Marion, me dolía todo, el pecho, los ojos, el alma, el corazón.

Sólo podía refugiarme en los cálidos brazos de Marion.

*Fin del sueño*

Desperté, sudada, agitada y con los ojos llorosos, mi tía entró y corrió a abrazarme, me tenía en sus brazos consolándome, porque hoy... hoy... se cumplían 3 años de la muerte de mi familia.

Hoy no tenía previsto ir al colegio, no tenía mucha fuerza, ni para levantarme.

No tenía a alguien con quién desahogarme, Marion no estaba; meses después que mi familia falleció, él se comportaba diferente conmigo, me di cuenta que me traicionó, extrañaba el Marion de antes, su sonrisa, sus malos chistes, sus bromas, su comprensión, su comida y sobre todo sus abrazos.

A todos ellos, a mi familia, a mi hermano, a mi amigo, los extrañaba.

Comenzó a llover, y me dí cuenta de algo, la lluvia cae porque la nube ya no puede soportar el peso. Las lágrimas caen porque el corazón ya no puede soportar dolor.