Capítulo 4

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Entramos al vestíbulo, y subimos a la planta 20 del edificio, era la azotea. Al abrirse las puertas del ascensor pudimos ver un vestíbulo enorme con dos escaleras laterales que llevaban a la parte de arriba, aquello estaba abarrotado de gente, lleno de luces parpadeantes de colores y muy oscura la sala. Apenas podía escuchar lo que decía Rachel, nos alejamos y nos fuimos la terraza enorme de la casa.

Había demasiada gente pero eso no era un impedimento para que no nos divirtiésemos, nadie podría reconocernos, nadie sabría que éramos los marginados del instituto.

Fuimos a por un vaso de alcohol, sinceramente no sé lo que seria, pero sea lo que sea estaba bueno. Nos adentramos al interior de la sala, no podía reconocer a nadie de allí, había demasiada gente.

Rachel y yo empezamos a bailar entre todos ellos con aquella música a todo volumen, bailamos y bailamos, hasta que cuando me di cuenta se me acabo la bebida y le dije a Rachel que iría a por mas.

Fui a la barra y pedí que me pusiera lo que sea. Mientras esperaba Entre tanta gente pude ver a chico, un chico muy alto que me observaba. Suponía que estaba borracho o estaba mirando al infinito y más allá, lo ignoré

Cuando llego a la pista de baile, noto que me agarran por la cintura... ¿Quién podría ser? Me gire pero no supe quien era. No pude saber quién era ese chico tan guapo que me agarro de la cintura.

- ¿Querrías bailar conmigo? – dijo el chico misterioso

- em... claro – dije sin uso de razón, me sentía algo... mareado, supongo que serian los efectos del alcohol

De repente pusieron una canción lenta... no podía ver nada entre tantas luces parpadeando

Me agarro de la cintura, y empezamos a bailar juntos, no podía evitar fijarme en su rostro pero no sabía quién era.

- ¿Quién eres? – pregunte confuso pero no obtuve respuesta

Cada vez estábamos más cerca, mi pecho estaba junto al suyo.

Me agarro de la mano y se agacho... para besarme. Ese desconocido me beso, mi primer beso... robado por alguien que no conozco.

Estuvimos un rato besándonos, se sentía tan bien, no quería que acabara nunca... estaba en una nube de éxtasis cuando de repente escuche.

- DYLAAAAN NO TE LO VAS A CREER UN CHICO ME HA BESADO A MI – respondió ilusionada

- YO TAMBIÉN HASTA QUE ME HAS INTERRUMPIDO - respondí sarcasticamente

Tropecé y pise a alguien, esa persona se giro y me reconoció...

- Eeee pero si tu eres el friki maricón ese que va con la loca fea – dijo el que pise

- Discúlpate ahora mismo gilipollas – me dijo alterado

- Pe-Perdón – dije ardiendo de rabia por dentro

Estaría borracho pero era consciente de que ellos eran más que yo y podrían conmigo. Pero de repente con el hombro me empujaron hacia un lado y gritó el chico misterioso.

- DISCULPATE TÚ GILIPOLLAS

Sin dudarlo le golpeo la cara con su puño y se desplomo. Todos empezaron a hacer un círculo alrededor nuestra. Empezaron a llegar los que supuse que eran amigos del abatido.

El chico misterioso me agarro la mano y me puso detrás de él. Rachel y yo no sabíamos que hacer. Hasta que el gritó.

- IROS

Sin dudar nos fuimos escalera abajo. Odiaba la idea de dejarlo allí, y más cuando fue culpa mía, no sabía que podía hacer. Rachel me tomo de la mano y fuimos escaleras abajo, en la planta inferior cogimos el ascensor.

Llegamos a la puerta del edificio sin aliento.

- ¡¿Que cojones acababa de pasar?! – pregunte sabiendo que no habría respuesta

- ¿Quién era ese chico? – preguntó Rachel

- No lo sé... pero sea quien sea le debo una

Mire la hora y no me lo podía creer era la una de la madrugada... si no me mataban los gilipollas de la fiesta lo haría mi madre.

- !TENEMOS QUE COGER UN TAXI YA RACHEL! – dije nervioso

- NO ME PRESIONES – respondió alterada

Llamamos a un taxi y nos dejaron en nuestras respectivas casas.

Cuando me dejó me quedo mirando la fachada del edificio... había un diablo en la casa y estaría esperandome.

Subí las tediosas escaleras y llegue a mi casa, cuando abrí vi a mi madre en el butacón con una luz encendida. No sabía qué hacer... volver atrás, avanzar, tierra trágame.

Solo dije lo siento y ella tan solo se levanto, apago la luz y se fue después de echarme una mirada fulminante. Se metió en su cuarto... Esta reacción era peor que la de regañarme, me hacía sentir más culpable. Sabía que estaba castigado este fin de semana, lo veía escrito en sus ojos al lado de la frase no te mato porque eres mi hijo y es ilegal.

Me metí en mi cuarto y me tiré sobre mi cama, levante la mano en la que tenía la mascara y observandola me pregunté.

¿Quién era aquel chico? ¿Por qué me defendió? ¿Que vio en mi?... miles de preguntas se me pasaron por la cabeza... Un chico que no conocía y quizás no conozca me robo mi primer beso.

Teoría Del CaosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora