Sesenta.

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Querido Diario...
Llore, no podía creer que fuera  mi papá, el hombre al que todos habían creído muerto incluyendome a mi.
Cuando me vio lo único que hizo fue extender los brazos, de la misma manera en la que los extendía cuando llegaba de su jornada de trabajo. Corrí a sus brazos, esta más alto de lo que yo recordaba.
Era él, él era mi padre, él que me prometió no abandonarme nunca, y así fue.

Querido diario....Donde viven las historias. Descúbrelo ahora