–¡Oh vamos Sarah! ¡No vas a poder permanecer siendo una amargada toda tu vida! – me dijo mirándome fijamente a los ojos.
Acababa de conocerlo pero ya tenía claro que este chico iba a ser un grano en el culo. En la corta semana que lo había tenido como "amigo" (así es como el quiere que lo llame) no me dejó tranquila insistiendo con que tengo que salir más de fiesta y conocer a gente nueva. Tal vez para él fuera fácil, pero para mí, la chica que siempre se había quedado viendo como sus escasas amigas salían con varios chicos mientras me quedaba en casa estudiando, o viendo por redes sociales como se lo pasaban en la fiestas de pijama a las que ni siquiera me invitaban, para mi eso era misión imposible.
–¿Quien dice que no puedo? ¡Además de que no soy ninguna amargada! – le contesté a la defensiva a la vez que ruedo mis ojos.
–Pues claro que eres una amargada, siempre estudiando, viendo la televisión o escuchando música en esos dichosos cascos. ¡Algún día juro que voy a tirártelos a la basura!
–Atrévete a hacer eso y eres hombre muerto. O intento de hombre al menos. ¿Que más te da lo que yo haga con mi vida social? ¡Como si quisiera quedarme encerrada en mi apartamento con cien gatos por el resto de mis días!
–Pues en ese camino vas – dijo en voz baja. No sé si lo hizo intentando que no lo oiga o con la intención de provocarme, pero si su opción era la segunda sin duda lo había conseguido.
–¡Deja de meterte en mi vida! Si tan siquiera me conoces, por Dios.
–Eso no es verdad.
–¿Como que no?
–Te lo demostraré. Te llamas Sarah White, eres originaria de Kansas. Tus padres están divorciados, estudias en el instituto de Bacherlier, has sido voluntaria tres años en una ONG. Tienes una hermano mayor de dieciocho años, que por lo visto no está dispuesta a seguir tus pasos. Tu color favorito es el negro, pero no eres gótica. Tu grupo favorito es Arctic Monkeys, aunque te gustan muchos otros pero del mismo estilo. Vives en San Diego, California, cerca del hospital dónde haces tus practicas de cirujana. A los 16 fuiste becaria en una clínica veterinaria. Tu serie favorita es Sobrenatural y estás enamorada de Sam y Dean (cosa que veo un poco rara ya que son hermanos, sería amor imposible). ¿Algo más que necesitas que te diga?
–Enhorabuena por convertirte en mi acosador personal de twitter, jamás nadie me había demostrado haberse leído la mitad de mis twits hasta que has llegado tú.
–¿Tanto se ha notado?
–Pues sí. Bastante.
–Entonces mejor para mí, porque esta noche vas a salir conmigo para poder conocerte de verdad.
–No voy a hacer tal cosa.
–Te recojo a las ocho, espero que estés preparada.
Me dispuse a contestarle con una negativa pero no me dio tiempo, se acercó a mi oído y susurra:
"–No he leído la mitad de tus twits, los he leído todos"
Después de eso se dio la vuelta y se alejó caminando tranquilamente hasta llegar hasta su choche, se subió y arrancó el motor. Mientras que yo me quedé parada, más bien bloqueada en medio de la calle observando el lugar donde el había estado de pie, hablando conmigo hacía tan solo unos segundos. Cuando conseguí reaccionar me dispuse a caminar hasta mi casa, dispuesta a idear un plan que hiciera que yo resulte repulsiva ante él. No estaba dispuesta a que alguien alterase mi vida de la manera que el pretendía hacerlo así que...¡Manos a la obra!
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El día que te conocí
Teen FictionAbrí mis ojos y vi los suyos observándome. Estábamos en medio de la calle, empapados, rememorando el día que nos conocimos. Aquel día fue el comienzo de algo nuevo, una historia, una imagen,una película... o tal vez solo fue el día en que yo empecé...