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Acabo de llegar del Sitio, son las dos y media de la tarde, y estoy reventada, no; lo siguiente, hoy se ha pasado Merius (Es el Profe de Educación Física, sí, aquel que vino ayer hacía mí en el recreo y que confundí con Adrien) se ve que hoy no era su día, normalmente es de buen temperamento, y resiste bien las tonterías de los 'graciosillos' de clase, pero hoy no pasó ni una, y después de una pequeña 'vacilada' que hizo contra él Julen, se cabreó, perdió los papeles; literalmente; tiró la carpeta al suelo donde tenía información de cada uno de nosotros, la carpeta se abrió y el aire se llevó unas cuantas hojas. Y fue, por aquellas burlas realizadas contra él y por este disgusto, que nos mandó hacer veinte sentadillas, veinticinco abdominales y veinticinco flexiones, mientras él nos vigilaba desde su silla a la sombra y tomando notas de nosotros; que puede que sean pocos ejercicios o que a lo mejor no sean para tanto, pero es que tampoco estaba yo tan acostumbrada a esto y menos después de venir de vacaciones recientemente; a lo que quiero llegar, que estoy súper cansada y que ni siquiera he comido porque ni ganas tengo de prepararme comida y muchos menos de luego tener que fregar los platos, ya cenaré algo fuerte esta noche. Recuerdo querer contarte algo querido diario, aunque ahora no me acuerdo, quizás sea por lo saturada que estoy hoy.

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Como se puede observar, Lidia vino exhausta del Lesson y eso unido al asma que padece desde hace unos meses le complica mucho el reincorporarse, es por eso que decidió descansar en la cama, unas tres horas y media aproximadamente, despertándose después aún más cansada incluso después de haber reposado durante largo tiempo, el motivo, para su sorpresa; es que tenía fiebre, empezó a tener escalofríos, dolor de garganta entre los otros típicos síntomas de una gripe cualquiera pero que unido a sus otras enfermedades la ponían más débil y más irritable, y es entonces en esos momentos -- mientras solloza y llora -- cuando más añora a su madre, aquella madre que se preocupaba y que con mucho amor cuidaba a su hija, "para que a ella no le pasará nada". Son estos los momentos en los que se encuentra, momentos que ni se atreve a relatar en su diario, ni aún necesitando ayuda, aquel auxilio que este libro siempre le había dado.
Ya su madre decía, y ella con una dulce sonrisa repetía, "a veces el mejor consuelo que puede recibir uno de alguien es el de uno mismo", y es por eso que ella almacenaba tantas cosas dentro de su corazón, donde guardaba y guarda sus secretos, los secretos de Lidia.

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Los secretos de LidiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora