El rincón del Romántico

Ojos Marrones.

Estoy sentado en mi mesa solo con mi taza llena de café humeante. Miro tu rostro aparecer en el humo, siento tus manos acariciando mi cintura, tus delicados dedos acariciando mi áspera piel. Aún recuerdo tus labios cuando se posaban sobre los míos, cuando veía tus ojos deslumbrarse al verme, tus manos temblorosas haciendo un esfuerzo por sostener la mía. Recuerdo esas noches, cuando solo éramos tu y yo, no existía el tiempo, no existía el espacio a nuestro alrededor. El viento entraba sin permiso a la habitación, enfriando nuestros cuerpos, pero estos no bajaban la temperatura. Sentir tus caderas anchas y tus senos firmes contra mis manos. 

Sentir tu respiración forzada, y tus pupilas dilatadas. Entonces en ese pequeño instante, denominado segundo, sentí como cada vez te amaba más y más. Sentí tus ojos dentro de mi cuerpo, como si buscara mis miedos, como si buscara entre mi pasado, un apoyo, un lugar donde refugiarse del mundo. Tus ojos marrones cautivaron mi alma una vez más, sin permiso, como un guerrillero que mata por un ideal, tus ojos han atravesado mi corazón, y han hecho de este su hogar. 

Volviendo a mi soledad en la mesa, el café se enfriaba. La lluvia se estrellaba contra la ventana de mi sala, las gotas al caer dibujaban tu silueta, tu perfume impregnaba el lugar. Un mar de recuerdos llegaron a mi, un mar de sentimientos que no se querían ir. Un suave cristal corría por mi mejilla, cálido y frío en su rastro, mis ojos pesaban, llenos de lágrimas, ardían, porque ahora tenía que hacerme la idea de vivir sin ti. Tomé un sorbo del café. Amargo y dulce al final. Entendí que el tiempo necesario no te pude dar, pero si te di todo el que yo tenía para ti y hasta un poco más. Pero tu a la final decidiste irte, por unos ojos verdes que hicieran juego con los tuyos, por un par de músculos más... Pero recuerda que cuando caigas, alguien estuvo atrás de ti preparado para  sostenerte y levantarte nuevamente.