Mi amada reina.

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Aún sin saber vuestro camino, yo estuve ahí contigo, aún sabiendo de mi perdición a tu lado, yo me mantuve firme cuando más lo has necesitado. Pero ahora le digo esto reina mía, que mi corazón endeble, sufre y agoniza, porque un amor no correspondido lo aterroriza. La armadura que usted me ha brindado me protege de espadas, lanzas y hasta dragones encantados, los golpes que lleva son muestra de mi valor que por usted tienen vigor. ¿Usted debe de preguntarse, quién es la joven doncella por la cual mi corazón llora y anhela? Pues permítame decirle que es una mujer de largos cabellos negros, y ojos claros como el fresno. Una silueta que solo la mano de los dioses pueden dibujarla. Pero su título no puede tener la mancha de un caballero, como yo. 

Joven Caballero. - Dijo la reina sin titubear alzándose de su trono, sin vacilar. - Buscad esa joven hermosa, y traedla a mi, arrodillaos ante ella, y decidle todo lo que vuestro corazón siente, no dejéis ni un sentimiento guardado, pues duele más que mil dagas en el pecho. 

El joven tomó el dorado mango de su espada, la desenvainó y clavó en el suelo en frente de su reina amada. Su rodilla posó en el suelo y su cabeza inclinó. Y sus sentimientos fluyeron como hoja en río revuelto. 

A una joven un día vi, bajarse de su carruaje en estas frías carreteras. Un vestido blanco como la luna en lo alto, y unos ojos grises como un lobo en el prado. Sentí que mi alma se iba por aquella mujer, de esbelta silueta y sonrisa prominente. ¡Oh amada reina mía! Ahora estoy a su merced, arrodillado ante usted, entregando todo por fe. Nunca tuve miedo, nunca titubeé, porque usted es mi fuerza y mi esperanza, mi puño y mi espada. Es por usted por quien yo lucho, es por usted por quien yo me arriesgo, pero es usted quién lentamente, con su sonrisa ornamentada de hermosos dientes blancos y labios gruesos como bayas, destrozan mi corazón, y no aguanto más he tenido que decírselo, pues este sentimiento me iba a matar... Y seguiré a vuestro servicio, pues no hay más honor que el de dar mi vida por la de usted. 

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