Amatista y Zafiro [FINAL]

840 116 9
                                    


7

|Primavera del 2027|

A lo alto del cielo, las nubes se mueven lentamente por orden del viento. Las formas irregulares inician a tomar forma.

Las copas de los árboles se mueven acompasadas por el viento primaveral.

Guren se mantiene recargando su peso en el tronco de un enorme cerezo con la espalda, rodeando con sus brazos y piernas el cuerpo de Shinya.

Le fascinaba hacer eso.

Shinya continúa dormido, sin nada capaz de perturbar la calma de aquél tranquilo sueño. El sereno compás de su respiración le transmite a su pareja una paz casi olvidada. El viento le envía los cabellos de la frente a caer sobre sus ojos generándole molestias en su nariz causando que se despertara.

Iba a quitárselos de un manotazo, pero Guren los aparta tranquilamente.

— Sigue durmiendo.

— Ahora ya no tengo sueño —Shinya gruño revolviéndose de su lugar lanzando un sonoro bostezo.

Guren recargó su cabeza en el tronco del plantío observando la nitidez que le ofrecía el cielo ocre frente a su mirada amatista.

Era sumamente normal ver el atardecer como día cualquiera. Una persona común no le parecería la cosa más divertida del mundo ver los colores del cielo. Sin embargo para Guren esos matices dejaban en claro cuán bello podía ser el mundo si tenía alguien con quien compartirlo.

— ¿En qué piensas?

Le preguntó Shinya sin virar su rostro.

Guren bajo su mirada del cielo para devolverla a la tierra. En ese instante tenía otro cielo entre sus manos para contemplar.

— En lo excitante que es tenerte así.

Una curva selecta se formó en la comisura de los labios de Shinya tapando su rostro con una mano. ¿Cómo podía este hombre ser tan imbécil de un momento a otro?

La sombra ofrecida por la naturaleza cubría a la perfección sus cuerpos.

— ¿Cómo puedes ser tan imbécil?

Una leve risa salió de su garganta. ¡En serio!, ¡siempre tenía el don de echar a perder un buen momento!

— Admite que te encanta.

— Incluso si te digo que no, sabes que es todo lo contrario.

Guren sonrió con orgullo ante esas palabras.

Sólo ellos sabían la magnifico que era tener así tal cual al otro.

Shinya giró su rostro encontrándose con los orbes amatista de Guren observándole tranquilamente. Esa chispa de vida jamás volvió en su mirar, al contrario. La determinación escondida en sus ojos denotaba cuanto cariño tenía para ofrecer. Un corazón roto es un alma rasgada a la cual se le escapa la vida. Un corazón que ha sanado tiene vasto cariño que dar y sabiduría que ofrecer.

Sus vidas ahora estaban selladas por un antes y un después. Los sabores de aquella experiencia se asemejaban tanto al cielo. Algunas veces azul, otras rojo intenso y de vez en cuando, tan mezclado que hacía imposible diferenciar entre matices. Como las huellas de sus sentimientos.

— Ahora que lo recuerdo, ¿exactamente que fuiste a hacer a la casa aquél día? No creo que hayas ido a verme.

— Haha, fue una verdadera sorpresa verte ahí como si nada.

GureShin ♠Amatista y Zafiro: Eterno esmeralda♠ {REEDITANDO}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora