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Lee Hongbin, un chico de 25 años recién egresado de la carrera de periodismo, siempre tuvo la fascinación por relatar los sucesos más importantes, de todo lo que en su mundo acontecía. No había ninguna meta que Hongbin no conquistara. Escribir, era su más grande pasión desde siempre. Le encantaba escribir artículos de cualquier cosa, básicamente había hecho de todo, desde hablar sobre política, religión, deportes e incluso espectáculos. Pero dentro de todo, todavía había algo que se había convertido en su pequeña obsesión.

A la edad de 12 años, su padre le había obsequiado el primer libro que leería en toda su vida. Hongbin había quedado cautivado por aquellas pocas páginas, escritas por un escritor con el seudónimo Tinta y papel.

La historia relataba las aventuras de un grupo de niños que, con su gran imaginación, buscaban encontrar los tesoros más grandes del planeta, mientras resolvían los problemas que les surgían en el proceso. Había leído ese libro y todos los que aquella editorial había publicado. Con el paso del tiempo, para Hongbin y para el resto del mundo, aquellos libros se convirtieron en sus compañeros de vida.

Cada año se publicaba una nueva historia, pero lo más importante de eso, era que, aunque del autor no se sabía nada, se podía notar la madurez de él en cada uno de sus escritos. Sus personajes también iban creciendo, y en cada aventura nueva, surgían nuevos conflictos que hacían a quienes lo leían ver la vida de diferente manera.





* * *




— Hongbin, quiere verte el jefe — le dijo Ken, uno de sus colegas en el periódico.

— Gracias, iré en seguida — le respondió.

Hongbin, se levantó de su pequeño escritorio y caminó lo más rápido que pudo hasta la oficina de su editor en jefe, el joven Cha Hak Yeon, que, aunque solo era unos cinco años mayor que Hongbin, eso no le impedía ser temerario y muy estricto.

Hak Yeon, había heredado dos años atrás el cargo de editor en jefe del periódico "Diario edición". Su padre lo había sido por más de 30 años, y cuando se retiró dejó a cargo de todo a su hijo mayor, que como Hongbin, también había estudiado periodismo, en una de las mejores universidades del país. Hak Yeon, no solo tenía que demostrarle a su padre sino a todo el mundo entero que él, podía ocupar ese cargo y llevarlo a cabo con excelencia y profesionalismo. Tal vez por ese motivo actuaba como una persona muy dura, aunque por dentro era tan blando como una banana.

— ¿Me llamó, señor? — dijo Hongbin después de tocar la puerta y abrirla levemente.

— Adelante Hongbin, pasa — le respondió Hak Yeon sentado desde su escritorio.

— ¿Usted dirá? ¿Para qué soy bueno? — comentó Binie, una vez que se sentó en uno de los finos sillones de cuero, perfectamente posicionados enfrente del enorme escritorio de Hak Yeon.

— Ya tengo tu primer trabajo como reportero. Lo he estado meditando y por lo que sé, este trabajo te gustará. Tendrás que realizar una entrevista al mismísimo Tinta y papel.

— ¿Está hablado en serio, señor? ¡Es increíble!... Y también será muy difícil de conseguir una entrevista; nadie sabe nada de él. Bueno, en realidad ni siquiera se sabe si es un él o ella.

De Tinta y Papel [LeoBin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora