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Ya habían tocado para salir hace rato, pero no quería volver a su casa.
No tenía ganas.
Tampoco quería comer, ni moverse, quería quedarse haciendo nada.
La academia estaba prácticamente vacía, sólo de vez en cuando algunos profesores pasaban por los pasillos.
Lo único que se escuchaba ahora y resonaba por todo el edificio era el insistente sonido de la batería, junto a la guitarra y el bajo.
Él estaba literalmente en posición fetal, sentado bajo una de las escaleras.
¿Por qué...?
¿Por qué Naruto le hacía esto?
Todo parecía ir tan bien hasta que llegó esa chica.
No podía creer que ni siquiera lo hubiera mirado, o le hubiera preguntado si estaba bien por lo menos, pero nada.
Se había mentido a si mismo.
Sí, sí dependía de Naruto.
Sin él... sin él no era nada.
Su vida no tenía sentido sin él. El rubio era la luz en su oscuridad, su descanso en la constante presión que vivía cada día.
Lo había sacado de tantos momentos malos...
-Dobe...- dijo un asustado Sasuke de ocho años sacudiendo a un rubio de su misma edad.
-Mm... no... quiero ir... a la escuela...- murmuró adormilado.
Al parecer no tenía intenciones de despertar.
¡Y eso era muy malo!
El pequeño azabache se encogió en su lugar al escuchar ese sonido de nuevo.
No pudo hacer más que ocultarse bajo las sábanas hasta la cabeza, tenía mucho miedo.
Algo estaba sonando en su habitación, y no podía ver qué era porque todo estaba oscuro.
-Usuratonkachi...- le dijo un poco más fuerte para ver si así despertaba, aunque no hubo caso.
Es que el dobe se había quedado a dormir, y estaba durmiendo en la cama de abajo, ya que él tenía una de estas cama-nido.
No le quedó de otra que escabullirse aún con la sábana en la cabeza hasta donde Naruto.
-Dobe...- lo sacudió -Despierta...- al escuchar el ruido de nuevo se asustó tanto que ocultó su rostro en el pecho del rubio -Por favor...
-¿Eh...? ¿Qué pasa, teme...?- murmuró el pequeño Uzumaki fregándose un ojo, ¿por qué Sasuke estaba temblando?
El azabache se sintió tremendamente aliviado al ver que Naruto despertaba. -Es que... hay algo ahí...- señaló hacia el lugar de donde provenía el sonido.
...
Mala idea.
El pequeño rubio se escondió bajo las sábanas de inmediato, quedando de frente a Sasuke -¡El monstruo va a comernos!- le gritó en susurros. ¿¡Qué había sido eso!? ¡Pudo escuchar perfectamente el sonido de los golpes en algo!
-¡Cállate, usuratonkachi!- le habló de la misma forma, a la vez que le tapaba la boca, no podían ser descubiertos -Además, los monstruos no existen...- dijo mostrándose seguro, aunque al escuchar el ruido de nuevo perdió toda esa seguridad -...Tal vez...
