Capítulo 4. ¿Amigos?

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Bueno, han pasado dos semanas desde que iniciaron las clases. Se podría decir que ya me llevo con todos los del salón. Es más todos se llevan con todos.
A excepción de Adrian. Rayos esa chica si que tiene problemas.
En serio, no habla con nadie.
Pero ya veremos cuando nos toque trabajar en equipos... Le sacaré las palabras si o si.
Se podría decir que César, David y Christian ahora son mis amigos. Siempre salgo al recreo con ellos y ya hasta hay confianza. Yeah, así somos los hombres.
Pero esta vez será diferente...
-Hola
-...
-Um, ¿puedo sentarme?
-Si.
-Oye ¿qué tienes, eh?
Suspira.
-Nada.
-No mientas...
De repente me mira directo a los ojos, vaya, es tan bonita que... Esperen. ¿Qué es eso? ¿Una lágrima? Definitivamente. Pero no es solo una...
-Oye tranquila Adrian
-Es que es tan complicado, mi vida está llena de problemas Peter, no entenderías.
Sus ojos reflejaban tristeza, una gran gran tristeza.
No le dije nada más y la abracé.
Ella empezó a sollozar entre mis brazos mientras yo la apretaba fuertemente. Odio ver a una mujer llorar. Pero más odio el motivo de su llanto.
-Oye...
Ella me miró, rayos, sus ojos cristalizados se veían más hermosos así, aunque suene egoísta.
-Lo siento...
-¿Te estás disculpando por llorar?
-Jeje, algo así.
-¿Me quieres decir el motivo?
-La verdad prefiero no hablar de eso...
-Está bien. Bueno, creo que no empezamos con el pie derecho, así es que ¿qué tal si comenzamos de nuevo?
Ella se secó las lágrimas y se formó una pequeña sonrisa en su rostro.
-Claro.
En ese momento me levanté y comencé a hablar.
-¡Hola señorita! ¿qué tal? Mi nombre es Peter García ¿y tú eres...?
-Hola señorito, estoy bien ahora. Mi nombre es Adrian Rodríguez. ¿te gustaría ser mi amigo?

Esa no me la esperaba. Pero algo sorprendido, respondí.
-¡Por supuesto que si! ¡Amo hacer amigos nuevos!
-Yo no, pero me caíste bien.
Los dos comenzamos a reír, pero en eso sonó la campana que indicaba que volviéramos a clases.
-¿Nos vamos?
-Si.
Empezamos a caminar hacia nuestro salón, pero la neta me sorprendió su pregunta, así que volví a preguntar.
-Entonces, ¿ya somos amigos?
-¿Eres sordo o qué? Ya he dicho que sí...
No se porque, pero su comentario no me molestó en lo más mínimo...

Llegó la hora de la salida, como era costumbre, César, Christian, David y yo estábamos conversando, cuando de repente, tengo a una feliz Adrian frente a mí.
-Um, oye ¿me puedo ir contigo?
Wow, esa tampoco me la esperaba.
Pero como siempre me iba solo porque las casas de mis amigos no están por la mía, acepté.
Me despedí de ellos y se fueron con una pícara sonrisa en sus rostros. Vaya, muchachos.
-Y...
-¿Y?
-¿Porqué decidiste venirte conmigo?
-De eso te quería hablar...
Llegamos a mi casa y vaya sorpresa.
De la casa de al lado sale un sonriente Francisco a abrazar a su hermana.
¡¿Es en seriooooo?!
Yo estaba con la boca abierta cuando siento una mano cerrándomela.
-Oye, se te meterá una mosca genio.
-Pe, pe, peroo... ¿osea cómo?
-Así es, ¡soy tu vecina de al lado!
-Nunca me había dado cuenta que vivías ahí.
-Lo que pasa es que nunca salgo, no tengo vida social.
-¡Si te creo!
Los dos nos reímos a carcajadas, después de 5 minutos nos metimos a nuestras casas.
No solo tenía una nueva amiga, si no también una nueva vecina.
Y lo genial es que las dos son la misma persona.

Querida Crush, digo ¡Mejor Amiga!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora