Esa tarde salí vacía de tu casa
con un dolor tatuado en el pecho
caminé sin rumbo
mis pies ya cedían
había perdido
lo que más temía
había caído
al insulso infinito
de tu piel desnuda
de tus labios crudos
de tus manos tibias
que queman las mías
me hundí entera
ahogándome en cenizas
en rosas muertas
en botellas vacías
pero tú me sacaste
de entre las ruinas
corriste los escombros
y me hiciste mía.
ESTÁS LEYENDO
Doscientos doce lunares
RandomFuiste un astronauta en mi piel creando constelaciones con tus dedos como pincel contaste cada uno de mis lunares perdiendo la cuenta y empezando otra vez.