Todo cambia

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Al salir de allí, Cristián no veía todo normal, seguía confuso, y no sabía que hacer para continuar sin tener que ir cada dos días al hospital, estuvo reflexionando muchísimo sobre como hacer para llevar una vida sana evitando todo lo posible el estar ingresado, el fue a varios centros deportivos para informarse, habló con expertos para informarse sobre una vida saludable, lo que mas le impresiono era que esos "expertos" tenían malos hábitos, no se cuidaban al máximo, les pregunto que porque no lo hacían, y ellos dijeron que no siempre tenía que ser una vida sana al máximo, que siempre tiene que haber pequeños caprichos para mantenerse "vivos".

Ahí Cristián se quedó a cuadros, se empezó a preocupar, porque el no tenía pequeños vicios, el no tenía nada que le pudiera ayudar a desconectar porque nunca había tenido ningún "hobbie", por así decirlo, entonces el estaba preocupado por esa insignificante prioridad que le rondaba la cabeza.

Pasaron dos meses, y el curso acabó, Cristián seguía con lo de la dieta en la cabeza, el empezó a hacer mas y mas ejercicio, y cada día iba mejor, ya no le costaba respirar cuando corría, ni notaba que las piernas le fallaban al correr, ya todo iba normal... aunque el sabía que no todo era un mundo de felicidad, sabía que siempre había algo malo en todo lo bueno, y que en todo lo malo había algo bueno, pero el prefería no pensar en ello, el quería llegar a un sitio en el cual no le vuelvan a rechazar, el sabía que no iba a ser nada fácil, que el  olvidar todo y el encontrar a gente que no sepa de su pasado iba a llevar su tiempo, pero el tenía esa pequeña esperanza de que todo terminaría, el esperaba tirado en el suelo de su habitación mirando al blanco techo esperando que todo se acabará pronto.

Un día llamaron a su casa, el seguía tirado en el suelo, harto de ver pasar a amigos de su hermano Robert, el añoraba el tener a alguien de su edad con el que poder hablar y sincerarse sin miedo a que podría decir esa persona, pero el sabía que estaba solo, que nadie iba a acudir en su ayuda, porque como nunca nadie se había percatado de su situación, pensaba que nadie lo haría...

Un día, entro en su habitación por equivocación un amigo de Robert:

-Perdón, me he confundido de cuarto- Dijo el chico con asombro, y a los segundos tras cerrar la puerta se le escucho decir: -¿Robert, desde cuando tienes un hermano?-

Ahí Cristián se hundió del todo, no sabía que hacer ni que decir, pero se limito a mirar al suelo sentado y sin hacer nada mientras se oía salir un llanto ahogado de él.

A la hora de la cena, a las once y media, se sentaron todos a cenar, y Cristián estaba encogido de hombros mirando al plato de pollo asado con patatas, y removiendo la comida esperando a que le entrará algo de hambre para tomar algo, el seguía pensando en el chico que dijo eso, evadiendose de todo, de repente Cristián nota que le dan un ligero toqué el brazo.

-Cristián, ¿Estas bien?- escucha tras el toqué que le dan.

-Si mamá, todo esta bien- Dice no muy convencido, intentando evitar conversación alguna con cualquiera.

-¿Seguro?- Insistió su madre.

-Que si, que no me pasa nada- Dijo con un tono de desquicio.

-Pues yo no te veo bien, ¿me vas a contar que te pasa?- Volvió a preguntar.

Tardo diez minutos en contarle a su madre lo que sucedía, el no quería que su madre supiera nada, el quería vivir tranquilo, con amistades y sin que nadie fuera un plasta al intentar ocultar algo, pero nunca sabe esconder sus emociones, desde pequeño se sabía si había hecho algo bueno o algo malo, nunca podía esconderlas

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⏰ Última actualización: Oct 26, 2016 ⏰

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