Por fin fuera

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Cristián salió dolorido de su ultima inyección, notaba que le seguían pinchando aun después de haberle extraído la jeringuilla, tardo varias horas hasta que el dolor desapareció completamente, cuando se quería levantar para irse no podía, tenía los brazos tan escuálidos que no conseguía el incorporarse, entonces llegaron dos enfermeros, le cogieron en brazos, y le sentaron en una silla de ruedas, le acompañaron a la salida, y en cuanto puso un pie en la calle, bueno, mas bien las ruedas, se quedo algo ciego, por el brillo que producía el sol, se emocionó muchísimo, respiro el aire del exterior, y rompió a llorar, porque sabía que ya todo había terminado, que ya no volvería ahí, que ya se habían acabado las inyecciones, las anestesias, las noches en vela, y el estar atado.

Tardó una semana en poder empezar a caminar, estuvo cogiendo musculatura, mediante ejercicio, y cuando hacía dichos ejercicios estaba agotado.

A la semana de empezar con los ejercicios, empezó a ir a clases, y seguía teniendo miedo a que le rechazaran, y comprobó que todo seguía igual, que nada había cambiado, que todos seguían haciéndole el vacío, cuando empezó a esforzarse con las clases de educación física, porque el médico le dijo que se cuidará, porque si le volvía a pasar esta enfermedad seria 100% mortal, no habría cura posible que le salvara, cuando empezó el primer día de educación física se desmayó, por demasiado esfuerzo, y volvió a estar hospitalizado, porque los médicos pensaban que eran secuelas de la septicemia, estuvo semana y media en el hospital, le dijeron que fue una bajada de tensión muy brusca, y le dieron el alta al día once de estar ingresado, estaba confuso, porque pensaba que no debería estar ahí, y le dijo el médico que debería hacer menos esfuerzo con el ejercicio, o al menos al principio, que sino los desmayos serían mas frecuentes.

Cristián estaba perplejo, porque no pensaba que estaba otra vez en el hospital, estaba muy triste y asustado, pensado que estaría ahí mas meses, el médico al ver su cara de preocupación preguntó:

-¿Te sucede algo?-

-Que tengo miedo de estar aquí mas tiempo- respondió Cristián atemorizado.

-Tranquilo, sales en media hora- dijo el médico con una pequeña sonrisa.

-¿Enserio? ¿No me miente?- pregunto dudosamente Cristián.

-Enserio, si quieres te saco yo- dijo el médico tranquilamente.

A la media hora, no había nadie que le sacara, entonces Cristián se fue a levantar de la silla de ruedas, y entro el medico rápidamente, entro exhausto.

-Perdón, he venido lo mas rápido que he podido, no iba a romper mi promesa- dijo con una pequeña mueca.

-Pensé que pasaría lo de siempre, que nadie vendría- dijo Cristián serio y triste.

-¿Que no vendría nadie? ¿Y eso porque Cristián?- pregunto con temor.

-Porque siempre ha sido así doctor, nadie ha querido nunca estar a mi lado, todos me ven como un monstruo que a la primera de cambio va a atacarles, entonces me agreden, para asegurarse de que ni haré nada contra ellos, piensan que si son muchos los que se burlan y me dejan de lado menos maldad provocare- dijo Cristián indiferente a lo que pensara el doctor.

-Wow, me dejas perplejo Cristián, no sabía nada de eso, estoy sin palabras, con que por eso eres así de tímido, hmmm, no tienes que ser así, y nunca te fíes de nadie, nunca sabes como puede cambiar esa persona, pero tu tranquilo, si algún día que estés por aquí y necesites algo, avísame, haré lo que pueda para que estés mejor- dijo con una gran sonrisa.

Después el doctor cogió la silla de Cristián y le llevo a la salida, Cristián triste por tener que volver al día siguiente a la escuela, intentó no pensar en ello, en dejarlo ir y evadirse de todo pensamiento, en cuanto llego a la salida, sus padres le recogieron con un abrazo, y le dieron las gracias al doctor y se marcharon de ahí con normalidad, y Cristián con la cabeza mirando al suelo.

Una vida complicadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora