UA. Ed es un tritón que lo que más desea es conocer el mar y tener aventuras bajo el agua. Roy es un aspirante a escritor. Los dos se conocen y se enamoran, pero Ed no quiere dejar el mar y Roy es obligado a casarse con alguien que no quiere. No es...
Igualmente, publico el último dibujo que hizo SamyFrost para este fic. Le agradezco mucho *w*
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Ya saben, FullMetal Alchemist NO me pertenece.
Capítulo III: Un presente
Roy se partió la cabeza toda la noche pensando en un regalo apropiado para darle a Edward.
No podía darle comida o ropa, tampoco joyas... ni siquiera un libro. Por un momento pensó en darle un dibujo o un cuadro pero luego se golpeaba mentalmente. Nada de lo que se le ocurría podría sobrevivir bajo el agua.
Estaba comenzando a frustrarse hasta que una idea le vino a la mente. Podría darle algo cercano a un dibujo, pero para eso, necesitaba la ayuda de Maes. El dibujo no se le daba mucho al moreno, pero su hermano mayor era un experto, además que por su idea el dibujo no sería del todo obra de Maes.
Pensando en su regalo se acurrucó más en su cama y por fin se entregó al sueño.
En otro lugar lejano, Ed estaba en su cuarto mientras jugaba con unas perlas que desde niño coleccionaba. Las tenía guardadas en una cajita que estaba cerca de su cama. Todas eran de diferentes tamaños y preciosas.
-¡Hermano!
Al entró en la habitación de Ed nadando impaciente. Se sentó en la cama de éste. Ed que estaba acostado boca abajo no hizo ademán de moverse, sólo volteó a ver a Al curioso.
-¿Qué ocurre?
Al sonrió.
-Mamá dijo que dentro de unos pocos años me casaré con Mei. Sólo debemos esperar a que ella cumpla 16 años.
-Y eso será en un par de años, ¿No?
-¡Sí! Como yo ya tengo 18 años, no hay problema.
Ed rió un poco y asintió. Al se extrañó. Era raro ver a su hermano de tan buen humor, el chico casi siempre cargaba con un carácter horrible, y ahora hasta parecía simpático.
-¿Pasó algo interesante en tus aventuras?
Ed recordó el beso de Roy se sonrojó. Para disimular bajó la vista hacia sus perlas, pero esto no engañó a Al.
-Ya, hermano, platícame. ¿Qué pasó?
-N-nada interesante, Al.
Al lo miró molesto. Su hermanito no podía ocultarle secretos, prácticamente sabía todo de él, y no saber esto que probablemente era un acontecimiento importante le hacía enojar.
-Hermano, tú y yo sabemos que algo ocurrió, así que dime.
Ed hizo un puchero. Infló sus mejillas y con gesto de niño berrinchudo volteó hacia el lado contrario de Al.
