Esta mañana sonrío y me hablo entre el vapor caliente, finalmente me bebo el líquido prácticamente frío después de la larga "charla" sin respuesta, y entonces me doy cuenta que olvidé ponerle azúcar... comienzo a reírme de mí misma y digo entre dientes -Ya ha pasado el trago amargo- Olvidar lo más mínimo cambia las expectativas. Así es la vida, como una taza de café: amarga,dulce y demasiado corta.