7 años después.

479 61 16
                                    


Me siento bastante relajado, tanto que realmente me importa poco que el colchón de mi cama comience a rebotar de la nada y de repente una de mis mejillas se humedezca. Y luego mi boca y cara se embarran de lo que sé, es saliva.

—Oh, vamos...  — me quejo empujando con mi brazo a quien molesta mi dulce sueño, no pienso abrir los ojos —. Por favor, sólo… sólo unos minutos más.

Algo pesado se recuesta en mi pecho, entonces comprendo que no va a dejarme dormir de nuevo.

—Vale, vale Marcus, lo he captado ¿No vas a dejarme dormir, eh? Luego no te quejes cuando decida dejarte en la casa de Yunho — le regaño, de broma obviamente, desde que era un recién nacido siempre fue el más inquieto de la camada.

Le acaricio, tan lindo, y su pelaje tan suave, como era el de su bella madre.

La flojera no me quiere dejar, por más que intento abrir mis párpados, se cierran solitos.

¿No puedo dormir un poquito más? Sólo un poquito.

Con mayor esfuerzo, pestañeo repetitivas veces hasta que puedo visualizar lo que mis ojos me brindan, mi silla, y encima de ella, mi terno negro y mi camisa celeste coral, perfectamente planchados.

Mi terno.
Mi ropa de gala.
Para mi fiesta de graduación.
Que es hoy.
Ajám.
...
¡Santa patata!

Salgo como loco de la cama, miro el calendario que descansa en mi mesita de noche y quiero golpear mi cerebro por ser tan olvidadizo. Hoy es el gran día, tal vez uno de los más importantes de mi vida.

Voy al espejo y noto mis horribles ojeras, mi cabello greñudo y ¡Hola legañas!

Me veo fatal. Y mi pijama rosa totalmente arrugada no ayuda en nada tampoco. Empiezo a buscar en mi buró mi ropa interior, un bóxer azul está bien, nunca he sido bueno vistiéndome después de todo.

Corro a mi clóset mientras el lindo Marcus me mira expectante moviendo su colita de acá para allá, tal vez piensa que estoy alistándome para sacarlo a pasear, pero lo siento Marcus, hoy será un día muy ocupado.

Saco lo primero que veo y que imagino me caerá bien, una camiseta negra con estampado en letras que dicen Keep calm and say yes!, ya lo dije no soy bueno combinando mi ropa, una bermuda beige y mis tenis los cojo del piso.

—Permiso, permiso~ — le canturreo a mi perro que está parado cerca de la puerta de la ducha.

Es que cada día que pasa crece tanto que a veces siento que debo mudarme a un departamento más grande.

Abro esa puerta y empiezo a desnudarme, Marcus llora queriendo entrar.

—Ya estás grandote como para querer bañarte conmigo. Mañana te bañaré, lo prometo.

Tal vez me ha entendido porque ya no hace bulla y por fin puedo meterme a la bañera.

Apenas y quepo en ella, no solo él ha crecido, yo también. Luego de siete años juntos es normal notar la diferencia de nuestros tamaños, de aquel entonces a la actualidad.

—Debo apurarme — sí, porque este día es muy especial.

…***…

Ya he recogido a mamá,  han pasado meses desde la última vez que visitó mi departamento, ella cada vez se hace más chiquita,  Marcus está en mi cuarto y nosotros en la sala.  No he oído a mamá toser ni estornudar y me halago mentalmente porque al parecer hice un buen trabajo limpiando toda la casa.  Yunho también ha venido.

Twinkle, twinkle - KyuMin (FINALIZADO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora