Capítulo 2: Semana santa

49 3 0
                                    

Eran las 4:30 a.m el Jueves Santo, tenía que estar en la iglesia a las 5:30 a.m para ensayar una obra de teatro que íbamos a presentar ese mismo día a las 9:00 a.m. Tenía mucha pereza de levantarme pero me estaba comprometido; mi rol en la obra de teatro era como un soldado de la antigüedad, llevaba puesto ropa roja, un casco envuelto de papel aluminio y mi "arma" era una lanza (un palo de escoba con un triángulo de cartón envueltos en papel aluminio). Al levantarme me estaban ardiendo los brazos y observé que tenía profundos rasguños en los brazos al parecer recientes, se me hizo raro pues había pasado una semana desde las primeras experiencias que viví y no había ocurrido nada más, sin prestarle mayor atención me aliste para salir a la iglesia.

Antes de salir mi mamá me dijo que tuviera mucho cuidado y que no hablara con nadie; al salir sentí que algo pasaría pero no le preste atención y pensé: -"Si me encuentro con un ladrón le doy palo"; me encaminé hacia la iglesia muy tranquilo, todo estaba oscuro y callado, en un ambiente tenebroso, estaba venteando mucho pero me dio igual. Segui caminando y pase al lado de unos arbustos que antes no había visto, me causó curiosidad y los observé por un rato, luego seguí adelante y en ese momento oí que los arbustos se movían, volteé a mirar y no vi nada, se seguían moviendo pero no veía nada así que decidí moverlos con el palo para poder observar y me encontré con un simple gato negro que me miraba como si quisiera matarme, me dio igual y seguí.

Oí que los arbustos se movían de nuevo y cuando volteé a mirar me sorprendí con lo que vi; una señora no tan alta, de cabello negro con rayitos monos, usaba un vestido de rayas de color rojo y verde oscuro, tenía labios gruesos negros y unos ojos color marrón ardiente como el infierno que me miraban como si me quisieran matar. Se me hizo muy raro ver a esa señora a esa horas de la madrugada y en medio de los arbustos, pero lo que más me sorprendió fue que no había nadie en esos momentos y el gato negro había desaparecido; fue en ese entonces que pensé: -"¿Será una bruja? ¿Será el gato negro? ¿Quien es?", decidí preguntarle: -"¿Quien eres y qué haces aquí?, ella no me respondió, sólo me miraba de forma intimidante y se acercaba cada vez más a mi. Me asuste y corrí lo más que pude hasta la otra cuadra y me calme un poco, seguí caminando normal como si nada hubiera pasado y de repente siento que alguien respiró en mi cuello, sentí un escalofrío horrible y me quedé inmóvil, sin pensarlo miré hacia atrás y me encontré con aquella figura sombría, me miró fijamente a los ojos y pude ver toda la maldad que esta tenía en su interior, me dijo con una voz dulce y a la vez escalofriante: - "Te gustaron los rasguños que deje en tus brazos? Un regalo para que me recuerdes, tu hora esta MUY cerca y no podrás escaparte de esta, las sombras asechan y el infierno ansia tu presencia" acto seguido a desaparecer en segundos sin dejar rastro alguno.

Sabía que esté no era el fin, que ellos tarde o temprano vendrían por mi, pero ¿Por qué? ¿Que hice yo? ¿Acaso tengo algo en especial que nadie más tiene? ¿Por qué a mi?. No participo en rituales satánicos ni en juegos macabros, soy muy devoto a Dios y tengo mucha fe en él como para que me suceda esto. Después de presentar la obra de teatro decidí hablar con el sacerdote para que me ayudara con aquel problema, pero no sirvió de nada, pues el sacerdote era muy nervioso con ese tipo de cosas. No sabía que hacer, creí que estaba loco, me puse histérico, no aguantaba más así que decidí acabar con esto de una vez por todas. La única forma de comunicarme con un espíritu es por medio de rituales o juegos satánicos, elegí jugar la Tabla Ouija (algo que jamás debí hacer) para aclarar de una ves por todas que querían de mi; conseguí la tabla y comencé a jugarla, coloque mis dedos sobre la plancheta y pregunté: - "¿Hay alguien aquí?, la plancheta se movió hacia el cuadro que decía "Yes", así que le pregunté: - "¿Eres bueno o malo?", la plancheta se movió por varias letras que formaron: - "Soy el que te quiere matar", rápidamente me dio malgenio y de una forma grosera (error fatal) le pregunté: - "¿Que demonios quieres de mi? Ya déjame en paz", en ese momento el espíritu se me presentó y solté la planchete, y de una forma pasiva él me respondió: - "Veo que eres muy devoto a Dios, pero alguien con un corazón tan roto y frío, alguien que cambia de ánimo cada nada, que es depresivo, que no es querido por nadie, que se siente y está solo, que no da amor no merece estar en el reino de Dios, merece quemarse en la llamas del infierno"; se me aguaron los ojos, salieron las lágrimas y me sentí horrible, se me hizo un nudo en la garganta y no supe que responderle, pero al fin le dije con voz melancólica y furiosa: - "Mi situación emocional y social no tiene nada que ver con ir al cielo o al infierno, ya déjese de rodeos y digame de una puta vez que quiere de mi", pero en cuestión de segundos él se esfumo y solo me dejó.

Al día siguiente fui al colegio normal, pues ya era Lunes después de semana santa; me sentía muy decaído, no tenía ganas de hacer nada, quería hablar con alguien pero no tenía con quien hacerlo, quise hablar con un psicólogo pero tal vez este creería que estaba loco, no había con quien hablar, hasta que la profesora de inglés nos contó una de sus anécdotas de terror y nos dijo que ella tenía experiencia y conocimiento sobre aquellas situaciones; decidí contarle lo que me pasaba y esperaba que ella me ayudara, efectivamente fue así, lo primero que ella hizo fue mirar mi aura, para ello realizo un movimiento con las manos alrededor de mi cuerpo y vio que todo estaba normal, en aquel momento creí que estaba loco y precisamente le pregunté: - "¿Eso significa que estoy loco?", pero ella me respondió de una forma apacible: -"No estás loco, tal vez sean pensamientos producidos por tu mente o tal vez si se trate algo paranormal, cuando te sucedan situaciones como tales no te precipites, mantén la calma y demuestra respeto hacia ellos", hubo un silencio largo y después me preguntó: - "¿Como ha sido tu comportamiento con ellos?", y le respondí: -"Pues ha sido muy grosero y cortante, me he comportado de la peor forma...", y ella interrumpió: -"Eso los enfurece y hace que te atormenten mucho más, habla con un sacerdote y pidele que te bendiga a ti y a tu casa". Seguí el consejo de la profesora y hablé con el padre, a la semana siguiente él fue a bendecir la casa y se sentía un ambiente muy cómodo y agradable.

Ya habían pasado 3 semanas y todo estaba tranquilo, no había ocurrido nada fuera de lo normal, estaba muy feliz, todo me estaba saliendo bien y creí que todo por fin había terminado hasta que una noche en mi habitación oí que me susurraron al oído: -"No creas que este es el final, seguimos aquí, siempre hemos estado aquí". Me atemorice y estrés volvió a mi, mi paz y mi tranquilidad se habían acabado ese día, me senté en la casa a pensar un poco y luego...

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Sep 19, 2016 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Mi oscuro pasadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora