El verdadero México

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Los rayos del sol estaban a todo su esplendor en el centro de México, lugar en el que una vez, hace muchos años, se encontraba el símbolo de nuestro país: un águila parada sobre un nopal devorando una serpiente.
En el centro de nuestra ciudad se encontraba la estatua que hace ya milenios, era una realidad.

Repentinamente, la estatua cobró vida nuevamente, de ser una simple estatua de roca, se fue convirtiendo en el hermoso y gran nopal verde que era en sus días de esplendor, igualmente había un águila que derramaba lágrimas junto a la serpiente de la desdicha de haber vivido todas las desgracias que resintió nuestra nación a lo largo del tiempo; afortunadamente nadie se alarmó cuando la estatua cobró vida, a nadie le importaban ya los problemas de otros y no se detuvieron a observar.

-Que desdicha tiene mi corazón de haber vivido todo esto. -Dijo el águila-El peso doloroso que recae sobre mi alma es equivalente a todos los años que hemos pasado aquí serpiente.

-Conozco tu pesar águila, pero no todo es malo, recuerda todas las victorias de nuestro pueblo, la alegría y belleza que hemos vivido a través de los años. -Protestó gentilmente la serpiente mientras seguía en la boca del águila.

El águila y la serpiente siguieron conversando de las situaciones que ha enfrentado México hasta que cayó la noche, la gente se empezó a acercar hacia el balcón del palacio nacional y en la noche, el águila y la serpiente, al observar la conmemoración de la independencia de México, quedaron bastante impresionados y tristes al mismo tiempo.
Terminado el grito que se da cada año, se dijeron el uno al otro:

- ¿Recuerdas todas las palabras que dijiste hace rato? - Le preguntó el águila a la serpiente queriéndole hacer ver que todo lo que dijo hace un momento, había cambiado-Ahí tienes todas tus esperanzas, nuestro México se ha puesto una venda en los ojos. ¿De verdad crees que somos libres? Vivimos en una dictadura, nuestros antepasados lucharon para que fuéramos libres y las personas continúan sin darse cuenta de la precaria y real situación de nuestro país.

-Tienes toda la razón querida águila-le contestó con mucha tristeza la serpiente-Un país no progresa cuando solo piensa en festejar, espera los viernes, le da pereza pensar y desea las cosas fáciles.

Y así, fue como la gran estatua, se volvió de piedra nuevamente, falta de esperanzas hasta haberse resquebrajado.

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