-Si.-digo, cruzando la calle tranquilamente-Claro que si Emma, te lo prome…
No me da tiempo a terminar la frase, pues de repente, de la nada, paro una moto en seco a centímetros de mí, haciendo que me sobresaltara y que mi móvil cayera por inercia al suelo destrozándose y que por el susto gritara, mientras miraba fijamente al conductor, que no cabe mencionar que estuvo a punto de atropellarme.
-Pero tú eres gillipollas.-Grito histérica, por el miedo de casi haber muerto o a ver ido al hospital.-¿Es que no sabes conducir?, o que onda Chaval, estuviste a punto de atropellarme, joder maldita sea di algo idiota, y no te quedes callado. Joder.
-Nunca pensé que una dama dijera tantas palabrotas.-contesto mi casi asesino, sacándose el casco para mirarme directo a mis ojos miel, con unos intensos ojos verdes.
-Pues yo no soy una dama, lo siento por la desilusión.-digo, recogiendo el móvil del suelo y añado.-Ahh, por cierto Mister Bruto, para que te enteres, esto blanco, se llama paso de cebra y tienes que respetarla.
El chico me mira con el ceño fruncido y se pone el casco de nuevo, ignorándome completamente.
-Gillipollas.- Mascullo, lo suficientemente alto para que me oiga al mirar el móvil roto, porque sí ,la pantalla estaba completamente rota, la llamada se corto y por un milagro del destino seguía vivo, con la pantalla rota, pero seguía vivo.
-Princesa.-Oigo una voz tras mía.-No es mi culpa, que tu no mires al cruzar una calle.
Y dicho esta palabra, mi ‘casi asesino’ se larga arrancando su moto.
-Gillipollas e idiota.-digo para mí misma, mirando la hora en mi colgante Sinsajo, para darme cuenta de que casi es la hora de la entrada del instituto, mi último curso de Bachiller de letras, y además mi primer día del segundo trimestre. Mierda.
-…-
Cuando entro al aula, cansada y sudorosa, todos habían escogido ya su sitios, pero para mí buena suerte quedaba un lugar vacio en el fondo de la clase alado de…
-Tu.-Digo, recordando al chico que casi me atropella.-Por tu culpa llego tarde, idiota.
De repente oigo reír a toda la clase, y fue ahí, cuando caí en cuenta que estoy adentro del aula. Donde hay un profesor al que interrumpí.
-Señorita Saball.-dice el profesor, medio divertido, medio serio. Quiere hacer el favor de sentarte alado del señorito Rowland.
-Si profesor.-digo algo avergonzada por mi comportamiento, caminando directo a la silla de atrás y sentarme alado del idiota.
Cuando me senté alado de ese idiota, el profesor siguió con el discurso, que prácticamente nadie hace caso, porque ya se saben de memoria lo que dirá, pues hace el mismo discurso cada nuevo trimestre, por lo que saco mi cuaderno y empiezo a dibujar, pero, lo dejo aparcado acabo de unos 15 minutos, para observar a mis compañeros, que observan a mi pareja de mesa a mi ''Casi asesino´´. Y como todos los hacen, pues yo no voy a ser menos y lo hago, y por cómo se comporta se que se siente incomodo por la miradas que le dirigen las chicas y chicos por igual pero los ignora, concentrándose en el profesor, tomando nota de cada palabras que dice el profesor, cosa que también yo debería hacer, pero en lugar de hacerlo escaneo a mi compañero de mesa como no lo hice cuando casi me atropella, y para que voy a negarlo él es extremadamente guapo, es alto, se nota bastante ya que se desgarba un poco al sentarse en la silla, tiene el cabello de un color negro azabache, unos ojos de color verde con motitas azules, una nariz ni pequeña ni grande, unos labios bastante apetitosos con un físico de muerte. ¿Cómo lo sé? Pues digamos que su ropa le marca bastante, con una chaqueta de cuero una camiseta blanca y uno vaqueros de color negro con unas deportivas nike, pero lo que lo tiene de guapo lo tiene de idiota, no preguntéis porque yo lo sé todo.
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Entre Odio y Amor
RomanceSarah Saball, tiene 17 años es una chica normal, dentro de lo que cabe, claro está. Todo iba bien en el instituto, tenía un grupo de amigos el cual le apoyaba siempre o eso era hasta acabado el insufrible primer trimestre, y empezado el segundo, ``a...