me intente levantar pero la cabeza me dolía mucho la cabeza.
-ves Harry por eso es que no te dejamos salir, casi matas a esa chica.
-lo siento, de verdad no quería hacerla caer.
- que me paso- musite.
-hola, como te sientes?- pregunto el chico.
-con dolor de cabeza.
-lo siento, no te quería hacer caer, es que aquí no hay nadie con quien divertirse y tú te ves divertida.
-disculpa a Harry, no ha tomado todavía su medicina.
-Hmmm ok.
-Quieres que te llamemos a un taxi? Ya esta tarde y es peligroso que estés sola.
-ella se podría quedar conmigo, a mi no me importaría.- dijo el chico mirándome fijamente poniéndome nerviosa.
-no muchas gracias, acepto el taxi.
...
- en dónde estabas?- pregunto Perrie, entre asustada y aliviada, ya eran casi las 11:30 y yo nunca llegaba tarde sin avisar o algo.
-lo siento, estaba en el hospital y bueno se me paso la hora.
- está bien.- ella me miro sin creerme del todo y se fue otra vez al cuarto.
Vivíamos en un apartamento universitario, no muy grande, una sala estudio y dos cuartos lo suficientemente amplio para que una cama y un closet entrara.
Me fui a mi cuarto y me acurruque en la cama. Estaba más asustada que adolorida. No sabía si lo que había pasado en el túnel fue real, o solo fue por el golpe, mi mente estaba tan cansada que en cuestión de segundos me quede dormida.
... Volví al mismo túnel, pero había estaba una chica vestida de blanco, con el pelo rubio hasta los hombros, con la piel pálida y los labios rojos.
-ayúdate para ayudar a los demás- dijo casi en un susurro.
-quien eres- pregunte, mi voz no salía, pero por alguna razón sabia que ella me escuchaba. Ella no respondió, solo se fue caminando por el túnel, las luces se fueron apagando hasta que quede sumida en la oscuridad. El temor se apodero de mi cuerpo y comenzó a gritar, pero mi voz no salía, de pronto la luz volvió segándome, cuando pude ver otra vez, el chico estaba sentado en mitad del pasadizo mirando a la nada...
Me desperté exaltada, rara vez soñaba y si soñaba no me acordaba de nada. Me levante y fui directo al baño de una vez con mi ropa en mano, cuando entre me desnude y me mire al espejo, yo era una chica promedio, labios gruesos, ojos grises y cabello castaño ondulado que me llegaba a la cadera, mi cuerpo supongo que es proporcionado, no era ni tan gorda ni tan flaca, normal, para ser alguien con depresión tenía una alta auto estima, mire las marcas que recorrían mis brazos y piernas, marcas de guerra y dolor, las más recientes ya estaban cicatrizando, y aunque todavía me ardían se sentía bien el dolor que me proporcionaba.
….
Entre rápidamente en el cuarto de mi mama, con la esperanza de que estuviera despierta. Me habían dicho que el doctor me estaba esperando para darme una noticia.
-Wendy, que bueno que llegaste-dijo serio el doctor.
-¿pasa algo malo?- mi emoción fue disminuyendo poco a poco.
-tu madre, ella no va a despertar, su cerebro ya no responde.
-comprendo- dije seria, sentí un vacio en mi corazón, apreté mis manos en un puño enterrando las uñas en la palma de mis manos.- cuando la desconectaran?
-en dos días, todavía faltan hacer transmites, y tú debes firmar el permiso para desconectarla ya que tu eres su único familiar- yo solo atine a asentir con la cabeza.
-está bien.
-gracias por tu compresión Wendy, si quieres te puedes quedar un rato mas.- yo negué y salí de la habitación dándole una última mirada a mi madre.
Comencé a caminar apresuradamente, mientras en cielo oscuro de la ciudad me hacia compañía en mi dolor, en cuestión de segundos llegue al cementerio, compre una rosa blanca y estas mas calmadamente entre. Ya me sabia el camino de memoria, llegue al frente de la lapida y me senté viendo el nombre inscrito en el.
Niall James Horan Gallager En Paz Descanse
Hijo, Hermano y prometido.
Nunca olvides porque estas aquí,
Siempre habrá una razón de todo,
solo no te rindas.