-Hey! Wen despierta- susurro Zayn a mi lado.
- ¿que paso?- dije desorientada.
-La clase se acabo- mire a mi alrededor y todo el salón estaba solo completamente a excepción de mi amigo y yo.
-lo… Siento.- dije estirándome.- qué hora es?
-las 6:30- dijo revisando el reloj.
Musite un improperio, salí corriendo del salón despidiéndome de Zayn con un ademan.
Chifle al salir a la calle llamando la atención de varios taxis, me subí en el primero que vi y le di la dirección.
Cuando llegue, ya todos estaban saliendo.
-Ty!- grite antes de que cerrara la puerta-
-Wen? Pensé que hoy ya no venias.
- que te pasa- suspire profundamente, ya que mis pulmones no recibían el aire necesario.´
-todavía puedo entrar?
-Wen, sabes que los horarios de atención ya...
- si, lo sé, pero estaba en la U, y enserio necesito verla.
- está bien- me dejo pasar y cerró la puerta detrás suyo-
-ve, no te puedo dejar más de una hora, y sal por la otra puerta.- yo asentí con la cabeza y salí corriendo a la habitación. Me detuve antes de entrar respirando y componiéndome la ropa. Me arme de valor y entre a la habitación.
,-hola Ma- lo único que sonaba en la habitación era las maquinas que la mantenían viva.
Acerque una silla a su cama y me senté, tome su fría mano en la mía, ella ya sabía que estaba allí, que estaba acompañándola.
Retome como todos los días su libro favorito, matar a un ruiseñor, y antes de que la enfermera viniera a sacarme, me despedí de mi madre y salí de la habitación.
Llegue al pasadizo que conectaba las 2 sedes del hospital, caminando me di cuenta de que había otra persona. Seguí caminando hasta que estuve a unos cuantos pasos de él, era un chico de unos 20 o 21 años, con crespos y lindos ojos, muy sexy se podría decir. De memento el se acostó en el suelo impidiendo mi paso.
-Hmmm… disculpa necesito pasar.
-No, nadie pasa al otro lado.
-Oye, me van a encerrar en este hospital si no llego rápido al otro lado, así que por favor dame permiso.
-No, primero tendrás que pasar por encima de mí.
- está bien, si tú dices.- camine por encima de el, y ante de pasar el otro pie, el agarro mi zapato aferrándose a mi pie, caí al suelo golpeándome la cabeza.
-pero que mierda te pasa?-
-la damiselas no pueden decir groserías, eso está mal- dijo disimulando su risa.
-déjame, enfermo.- el se tenso y compenso a temblar.
-¿oye estas bien?
El soltó mi pierna y se sentó contra la pared, -tu estas muerta- comenzó a mecerse tapándose los oídos- estas muerta, solo eres una alucinación- susurraba para sí.
-oye, estas bien?- me acerque a él para intentarlo tranquilizar.
-eres una ilusión, estas muerta, vete, déjame solo.
De repente todas las luces comenzaron a apagarse una a una y antes de que todas las luces se fueran se escucho un grito desgarrador.
-VETE!- grito el chico.