-Hola amor- sonreí -te extraño. Fueron las únicas palabras que pronuncie, lo extrañaba mucho, y me hace mucha falta, más de la que una persona podría soportar, mire a mi dedo anular, todavía permanecía el anillo de compromiso ahí, reluciente y hermoso.
Sabia que dentro de muy poco el único familiar que me quedaba estaría en ese mismo cementerio, que ya nadie más me acompañaría, y que la soledad me perseguiría de por vida.
-Wen, ¿qué haces aquí?- la voz de Zayn me saco de mis pensamientos.
- solo vine a saludar- me levante y suspire profundamente.
-estuviste llorando?- hasta ese momento no me había dado cuenta de que lagrimas recorrían todo mi rostro.
-no...- suspire- en una semana desconectaran a mi madre- dije con voz cansada. Zayn quedo perplejo ante mi comentario, sabía lo que diría, así que comenzó a caminar fuera del cementerio, odiaba que me tuvieran lastima, era exaspérate y me sentía impotente.
-quieres que vallamos a comer?- pregunto una vez estando en el carro.
- un café no estaría mal- dije intentando sonreír, lo cual pareció mas una mueca que cualquier otra cosa. El asintió y se dirigió a un Starbucks que había cerca de donde estábamos.
...
Estaba en el hospital, ese día iban a desconectar a mi madre, eran las 6 de la mañana, en dos horas tendría que estar en la U, todos insistieron que me tomara unos días, pero simplemente eso me volvería loca, le di un último beso y apretón de manos antes de que los doctores apagaran las maquinas que aferraban su vida a esta tierra. Siempre pensé que ella en algún momento volvería a abrir los ojos y mostraría otra vez su hermosa sonrisa, esa la que siempre me subía de ánimo, pero ya no había mas que hacer, salí del cuarto mirando las baldosas blancas del suelo, Zayn y Perrie me mirar preocupados, en ningún momento había llorado, mi cara estaba seria e inexpresiva. Pero ya no valía la pena llorar.
-vamos, no quiero llegar tarde a clase.
Ellos se miraron entre sí, pero no dijeron nada, lo cual se los agradecía desde el fondo de mi corazón.
En todo el día actué como si nada, pero sentía las miradas de todos sobre mí, desde el accidente yo había cambiado demasiado, y muy rara vez sonreía, ya casi no salía a acepción de ir a clases, al hospital o al cementerio, ya no hablaba con nadie a acepción de mis amigos o que alguna persona me hiciera una pregunta directa, era un cuerpo sin vida, y ya todos se habían dado cuenta de eso.
Después de clases me dirigí directo a mi apartamento y me encerré en mi cuarto, sabía que en cualquier momento las lagrimas y el dolor vendrían por mí, y la desesperación comenzaba a apoderarse de todo mi ser, rápidamente busque algo punzante, y espere hasta el momento en que las lagrimas se asomaron para hacer un corte tras otro en mi muñeca, fueron un corte tras otro, hasta saciarme de dolor, las lagrimas cesaron y el sueño comenzó a invadirme llevándome en los brazos de Morfeo.