Capítulo 01. Indiferencia.

1.4K 48 2
                                    

¡Disfruten!
Y recuerden; la historia ha sido TOTALMENTE cambiada. Así que sean bienvenidos a Vivos y Muertos.

*****

—Si te contara un secreto, ¿lo revelarías?

Es una pregunta curiosa, sobre todo dependiendo de quién te la hace. Al menos, en ese momento, quien hizo la pregunta fui yo. No estoy segura de la razón, tal vez estaba pasada de copas o tenía demasiado sueño como para pensar, pero yo le hice esa pregunta.

No debí preguntarle eso, es lo que pienso cada que repaso aquél corto momento, cada noche. La diferencia es que ahora me pierdo entre la vista del oscuro bosque que se muestra tras el vidrio del auto de Valentina, en vez del techo de mi habitación.

Recuerdo bien la sonrisa torcida que me regaló ante mi pregunta, y negó en silencio, observando el lago con tranquilidad.

—Dependería del secreto. Si no lo entiendo le preguntaría a alguien si, en el hipotético caso, para que no sospeche, de que alguien piense o haya hecho tal cosa, qué le diría él para saber cómo reaccionar.

Recuerdo haberle mirado mal, incluso quise pegarle. Pero me contuve por si su novia se encontraba cerca y le hiciera una escena de por qué estábamos solos, de nuevo, cuando por fin había logrado hablar con él a solas. Necesitaba decirle a alguien ese secreto, ¿y quién mejor que mi mejor amigo? Lo llevaba aguantando durante casi una semana, y si no se lo decía a alguien pronto terminaría gritándolo a quien menos debía enterarse.

Estaba ansiosa aquella noche fría de agosto. Con toda mi fuerza de voluntad intentaba resistir el morderme las uñas porque me había propuesto dejarlas crecer, y fue difícil en ese momento, así que me pasaba los dedos por el cabello, peinándolo según yo.

Ahí, justo ahí, mientras mirábamos el extenso lago, fue cuando le conté mi secreto; que lo había besado, a quien decía que era mi crush, cuando él estaba feliz con alguien más, y me rechazó diciendo que no era ella.

No lloré, ni sonreí triste, ni pedí un abrazo... Solo se lo conté a mi mejor amigo, y él pareció preocupado por mi indiferencia ante aquello, y se preocupó aún más cuando le dije que no lloré después de que me rechazara, solo sentí hambre (pero eso no es raro). Estaba tan preocupado por mi indiferencia que insinuó que estaba enferma y, en efecto, lo estaba.

No es una enfermedad física, tampoco algo como cáncer o gripe, en realidad era una que tenían pocos adolescentes que rondaban entre los dieciséis y diecinueve años, y tenía que ver con las reacciones neurológicas, en cierta parte y según lo que recuerdo.

Me llevaron a un campamento científico con gente como yo; gente indiferente ante cualquier cosa, sin importar qué, y algunos más que padecían de otro tipo de enfermedad. Creo que eran cuatro, o seis en total...

Nos hacían pruebas de todo tipo, intentando que nuestros sentimientos volvieran, pero nada funcionó. Nos decían que nuestros padres, pareja o amigos habían muerto o estaban enfermos de tal enfermedad, pero según parecía, ninguno reaccionaba más allá de la sorpresa, como si fuera una película. La indiferencia que sentíamos era hacia tantas cosas, que ya parecíamos robots, a menos de que se tratara de sentimientos como la ira, confusión, sorpresa, y otros dos más que no logro recordar.

Así que, mi grupo en especial, según los científicos, serviríamos más como armas porque éramos incapaces de sentir miedo, y hacíamos lo que debíamos. Así que nos entrenaron como si fuera algo militar o yo qué sé. Según nuestros tutores, después de algunos (4 o 5) meses, estábamos listos para la prueba final, que sería compartida y un verdadero misterio.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Sep 15, 2018 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Vivos y Muertos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora