Días Oscuros

Prólogo

Mis manos están en el cuello de Juan, todo pasó tan rápido, de un momento a otro todo cambio, el chico ya no se mueve.

Me pongo algo nervioso, le empiezo a mover para ver si estaba muerto, el chico no tiene pulso y no respira, le toco el cuello con la pequeña esperanza de algún indicio de vida y nada.

Mi pulso sube y baja tan rápido que siento que me mareo. Estoy aterrado maté a un chico que no conozco en lo más mínimo, mis lágrimas salen por si solas.

Me bajo de la cama y agarro el teléfono un poco asustado, no podía marcas los números mis manos temblaban demasiado, la pantalla de mí teléfono se llenaba de las lágrimas que derramaba por el miedo.

Logro llamar a mi papá –Sebastian ¿Qué te he dicho acerca de llamarme a éstas horas de la noche?– me dice en tono autoritario, yo lo único que podía hacer era llorar –¿Qué pasa? ¿Por qué lloras? ¿Estás borracho de nuevo?– me regaña pero yo no dejaba de llorar, sólo pensaba en aquel chico que está en la cama muerto.

–Papá necesito tu ayuda– logro poder decir, busco mi bóxer y me lo pongo rápido, el teléfono casi se me cae de las manos.

–¿Dónde estás para que el chofer te pase buscando?–

–¡Esa no es la clase de ayuda que necesito!– le grito, estaba desesperado, necesitaba salir de ese hotel rápido.

–¡No me grites, yo soy tu padre!– me regaña y yo sólo quería salir de ahí rápido. Me pongo la ropa y salgo de la habitación 213, aquella donde había matado a un chico sin querer, había acabado con la vida de un ser humano que podría tener una familia que lo quiere. Por mi mente pasan un montón de cosas.

–Papá maté a alguien – le digo y la llamada se corta. Ahora si estaba solo, mi papá no me iba ayudar en esta situación, me arrodillo y empiezo a llorar descontroladamente, estaba en el pasillo y la gente me veía llorar y no entendían porque.

Yo un chico de 20 años un asesino ¿Matar a un chico por tener sexo es un asesinato? ¿Soy un asesino por hacer lo que me piden? No sabía que pensar en ese momento sólo llegaban un montón de preguntas y ninguna con una respuesta útil.

Suenan las sirenas de la policía y desde ese momento no recuerdo más nada, sólo recuerdo cuando me pare ese día en mi cama como si fuera un día normal, como si yo no hubiese hecho nada, como si el chico no hubiera muerto, como si la noche de placer que tuve se hubiera esfumado.