Capítulo VIII: Con las luces apagadas es menos peligroso.

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Poco a poco la música quedaba más y más lejana, así como poco a poco nos acercábamos a mi habitación; no sé si él me llevaba o yo a él, pero fluíamos los dos. Llegamos a la mitad del pasillo, donde quedaba mi alcoba, en la primera puerta a la derecha. Un par de metros adelante había otro cuarto que estaba planeado para que yo lo usara como tipo 'estudio', un lugar en donde podría escribir, componer, dibujar y guardar todas esas cosas que hacía cuando me sentía creativa, y que, cuando estaba en mi cruda realidad, sentía idiotas e insignificantes.

Kurt se iba a seguir de largo, caminando por el pasillo, lo jalé de la camisa y le hice señas de que ésa puerta era la correcta. Se me volvió a lanzar a los besos. Estaba algo sorprendida; por un lado de él, jamás imaginé que ése niño (para mí lucía como uno, supongo que por los grandes ojos y la tímida pero amplia sonrisa) tuviera un desenfrenado ser en él a la hora de amar, y por otro lado de mí misma; siempre he sido fría con todos, inclusive mis ex novios -y ella- he sido así. Supongo que por eso no funcioné con ninguno, terminábamos al mes o menos.

En realidad que Kurt me hacía ser otra, no sabría ni cómo explicarlo. 

Abrí la puerta como pude, él no me dejaba ni siquiera voltear, entramos casi tropezándonos pues había cajas tiradas como en el resto del lugar. Adentro sólo había una lámpara, no había una iluminación principal aún, y sólo estaba un enorme colchón tirado en el suelo, rodeado de más cajas.

Me zafé un momento de Kurt y encendí aquella lámpara que estaba en una de las esquinas de la recámara. Él me miraba desde la puerta con una cara indescriptible. Me senté a orillas del colchón aquél mirándolo a él, di unos golpecitos en el colchón para que él se sentase conmigo. La verdad es que yo estaba nerviosa, toda la adrenalina se estaba convirtiendo en pánico, pero igual no detuve aquello.

Él cerró la puerta, como si alguien más estuviera en casa, se acercó a la lámpara que estaba de hecho a un lado de la semi cama y la apagó. "Con las luces apagadas es menos peligroso", me dijo sonriente. Y de inmediato, en la oscuridad, de la persiana cayeron como rayos en su rostro las luces que entraban del exterior. Aquellas luces iluminaban también el centro de la cama, como si señalasen el camino.


Kurt se sentó frente a mí, también en la orilla. Entre la oscuridad perdí sus facciones, apenas si se veía un ligero brillo que brotaba de sus ojos. Gateando me arrimé a la poca luz que entraba por las persianas y lo jalé conmigo. Él se dejaba manipular, yo no sabía ni qué hacía, pero era casi automático. Nos pusimos de rodillas frente al otro, aún así él quedaba más alto que yo, me tomó la cara y volvió a los besos, esta vez dejé que él manipulara la situación. Comenzó a zafar una de sus manos del suéter que traía, pero no podía, lo ayudé; metí mis manos bajo su suéter y lo ayudé a sacarlo, sentí su abdomen, tan suave y cálido, su pecho... De pronto él estaba sin nada que le cubriera el torso, y supuse que tendría que hacer lo mismo; quité fácil la camisa de cuadritos que me cubría por encima, pero lo pensé dos veces antes de quitarme la camisa de los Beatles, me moría de nervios; siempre he sido muy pudorosa. Lo hice de pronto, rápido, dejé de pensar por unos segundos y lo hice, quedé en sujetador frente a él, y Kurt simplemente me abrazó.

De haber sido otro, como los que conozco, se habría abalanzado a mis senos, pero él no. No sé si sintió mi pena o qué, pero ese abrazo fue tiernísimo. Mis labios quedaron en sus hombros, mi nariz en su cuello; él tenía un olor especial, juro que olía a caramelo, su cabello olía un poco a tabaco, y a la vez olía a algún tipo de perfume, o fruta, jamás supe qué era.Mi instinto en ése momento me decía que le besara el cuello, su cuello tan expuesto a mí, tan blanco, suave... así que lo hice. Él se estremeció y se le quitó lo tierno, de inmediato empezó a sacar el seguro de la hebilla de su cinturón, pero creo que, al igual que yo, estaba nervioso y no podía; bajé mis manos y lo ayudé de nuevo. Despacio lo quité, desabroché el botón de metal que aseguraba su pantalón y bajé su cierre...

Poesía & BasuraWhere stories live. Discover now