Habían pasado seis meses desde que llegué aquí, me sentía solo, vacío, abandonado. Pero la decisión de alejarme de todos mis seres queridos fue mía, única y exclusivamente mía. Pero no estaba tan solo, por suerte, en el mismo avión que me trajo hasta aquí, también venía un chico al que conocía y que me demostró que estaría a mi lado en mis momentos más tristes y dolorosos. Si, era Samuel, el chico que un día antes de coger el avión hacía esta nueva etapa de mi vida, me había besado, y ahora aquí estoy, en su apartamento, no, no penséis que estamos juntos ni nada por el estilo simplemente me estoy quedando unos días aquí, hasta yo poder encontrar un piso, pero no es tan fácil.
Todavía puedo decir que me arrepiento de haber abandonado a Erick y de no intentarlo una vez más, pero no quería que nos hiciéramos más daño del que inevitablemente ya nos habíamos hecho. El en los primeros días no ha dejado ni un solo momento de llamarme, pero yo no he tenido el valor de responderle. También echo de menos a mis mejores amigas, las que me han visto crecer y han crecido conmigo, juntos, siempre juntos y lo estaremos aunque nos separen miles de kilómetros, ellas siempre estaran en mi corazón al igual que Erick.
Eran las 7:15 de la mañana, Samuel tocó mi puerta y paso. -despierta marmota -me dijo con su tierna y a la vez ruda voz.
Me desabrigo y me di la vuelta en la cama para seguir durmiendo, pero empezó a hacerme cosquillas en todo el cuerpo hasta que consiguió llamar mi atención, Samuel se ha portado como todo un caballero conmigo, me encanta su forma de ser y sus ojos verdes son tan profundos que realmente en otras circunstancias, podría llegar a enamorarme de él.
Me di una ducha corta y rápida, me vestí con un pantalón vaquero entubado de color negro y rasgado por las rodillas, una camisa de color blanca con el dibujo de las manos de Mickey mouse en forma de corazón en color morado, también agarre mi suéter por si hacía frío y mis vans moradas.
Fui al salón, donde Samuel ya estaba preparado con una camisa de vestir de botones blanca, unos vaqueros y sus zapatillas, realmente me parecía bastante mono y un buen chico, pero lamentablemente yo no era capaz de olvidarme de todo lo que había pasado con Erick, si Erick a pesar de todo, es quien ocupa mis pensamientos.
Samuel es bastante más maduro que yo, él tiene 25 años, y su vida prácticamente hecha, trabaja de entrenador personal en un gimnasio que está a pocos minutos de su piso.
Era lunes y hoy tendríamos un agotador día por delante. Fuimos a desayunar a una cafetería muy acogedora, donde servían distintos tipos de dulces, Samuel pidió un dulce de frambuesa, y yo una napolitana de chocolate con virutas, de beber pedimos unos cortados y nos sentamos en la mesa para desayunar.
Samuel me agarro la mano mientras esperábamos a que nos trajeran el desayuno, empecé a contarle el porqué de haber venido aquí, a Madrid, mi sorpresa fue que él viviera aquí, fue una gran casualidad. Ahora llevamos una semana juntos en su piso, ya que me ofreció su piso hasta que yo encontrara uno, él me acompañaría hoy, teníamos varias paradas pendientes.
La primera parada sería mi nuevo instituto, ya que todavía me quedaba por terminar segundo de bachillerato, entregue mi matrícula a la directora, una señora encantadora, que no puso ninguna pega a mi matricula viendo mi expediente. Empezaría en septiembre las clases ya que estábamos en las últimas semanas de las vacaciones de verano.
La segunda parada fue ir a hablar con algunos comercios que buscaban jóvenes, para diversos tipos de trabajo. Pregunte en unos cinco establecimientos hasta llegar por fin a una tienda de ropa, donde me aceptaron, empezaría dentro de 3 días.
Entre estas dos paradas se habían hecho casi las doce de la mañana. Samuel me llevó a un gran centro comercial, para comprar todo lo que me haría falta para las clases, mientras caminábamos por los pasillos, me agarre a su brazo, no sé por qué pero me dio ese impulso, el solo me miro y me dedico una sonrisa, acto seguido me dio un tierno beso en la frente.
Nos encontrábamos guardando todas las cosas que había comprado en su coche, y pusimos rumbo a su casa. Al llegar él me dijo que tenía que ir al gimnasio, que tenía trabajo, yo me ofrecí a hacerle el almuerzo, ya que solo tenía una hora de trabajo. Se despidió de mí dándome otro beso en la frente... Pero no sé porque, no pude resistirme a pasar mis manos por su cuello y besar sus labios, él no se apartó y correspondió mi beso con uno suyo y puso dirección a su trabajo. No sé porqué, pero después de estar tanto tiempo juntos esta semana, él había hecho, que poco a poco fuera sintiendo cosas por él de ahí la frase "el roce lleva al cariño".
Me quede solo en su casa, puse un poco de música y empecé a hacer el almuerzo, hice unas pechugas de pavo a la plancha y una ensalada para acompañar, mientras ponía la mesa, escuche a Samuel entrando, vino y me abrazo por la espalda -Dios como puede ser tan perfecto -Pensé en mi cabeza. Dejó sus cosas en el salón y nos sentamos a almorzar. El almuerzo fue entretenido, hablamos de un montón de cosas, entre ellas el me ofreció salir hoy con él y con algunos de sus amigos esta noche, dije que sí sin pensárselo dos veces ya que así podría conocer un poco más mi nueva ciudad.
ESTÁS LEYENDO
Siempre hay un pasado. (2do libro de la vida de un adolescente gay.)
Teen Fiction~Segunda parte de "la vida de un adolescente gay"~ Ha pasado una semana desde que Pedro llego a su destino, esta contento por empezar una nueva etapa de su vida.......pero lamentablemente las cenizas del pasado siempre perduran, por mucho tiempo.