Llegamos a Tenerife, en todo el vuelo no salió de mi boca ni una sola palabra. No podía entender como la vida da giros tan drásticos en segundos, de ahí a que digan que siempre te da una de cal y una de arena, pero todavía no asimilaba... no asimilaba no poder despedirme de mi abuelo, o no poderle decir todo lo que le quiero o no poder volver a ver su sonrisa una vez más.
Nos encontramos con mis padres, y cuando acabamos el reencuentro les presente a Samuel, ya que ellos solo sabían que estaba con él, pero no le conocían en persona. En el mismo vuelo vino Erick pero él siguió a sus cosas, solo pude verle a lo lejos.
Nos montamos en el coche y pusimos rumbo a mi antigua casa, durante el trayecto mantuvimos una conversación típica de familia, hasta que por fin llegamos, bajamos las maletas y entramos.
Entre y a la primera que vi fue a mi abuela, la mujer que después de mi madre es uno de los pilares fundamentales de mi vida, estaba triste, tenía una ojeras pronunciadas y se le notaba muy cansada, le presente a Samuel y nos fuimos a mi habitación.
Mi madre nos llamaba para almorzar, nos llevó gran parte de la mañana organizar las maletas en mi armario, ya que estaríamos una semana entera aquí.
Nos sentamos en la mesa y almorzamos tranquilamente charlando sobre varios temas. Hasta que por fin salió el tema que no quería que saliera, mi abuelo, sería el entierro mañana y tendríamos que estar preparados temprano para ir al cementerio.
Me levanté, y me inundaba un gran y desgarrador sentimiento de tristeza, Samuel me abrazo por la cintura, beso mi hombro y me susurro al oído que él estaría conmigo siempre.
Nos vestimos y bajamos al salón donde ya nos esperaban mis padres y mi abuela.Y aquí estábamos, viendo como todos le daban la última despedida a mi abuelo y como nos iban dando el pésame una persona tras otras, y lo siento pero no estoy hecho para esto, estaba abrazado a Samuel y las lágrimas resbalaban por mis mejillas, hasta que por fin llego al final del entierro y pudimos volver a casa, destrozados, pero así es la vida y después de todo la vida no te da nada que no puedas soportar o eso dicen.
Llegamos a casa dejamos las cosas y le dije a Samuel de ir a pasear no podía estar encerrado necesitaba despejarme, olvidarme de todo y solo Samuel podía conseguir que el mundo se parara y me olvidara de todo aunque tan solo sea por minutos. Cogimos nuestras cosas y salimos a caminar por las calles de Tejina, el pueblo donde había crecido y pasado la mayor parte de mi vida. Nos fuimos a un mirador donde mi abuelo me llevaba de pequeño, nos sentamos, en el banco que da hacia el horizonte y nos quedamos callados, contemplando como pasaba todo a nuestro alrededor, me encendí un cigarrillo y le agradecí a Samuel todo lo que está haciendo por mi, por ser él y por darme todo lo que se podría pedir y que no se paga con dinero, su cariño y su tiempo, todo este tiempo que hemos compartido juntos, con nuestros más y nuestros menos pero juntos. Y es cuando me di cuenta que Samuel puede que sea esa una de cal que siempre permanecerá.
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Siempre hay un pasado. (2do libro de la vida de un adolescente gay.)
Teen Fiction~Segunda parte de "la vida de un adolescente gay"~ Ha pasado una semana desde que Pedro llego a su destino, esta contento por empezar una nueva etapa de su vida.......pero lamentablemente las cenizas del pasado siempre perduran, por mucho tiempo.