La clase comenzó a desesperarse, poco a poco la incertidumbre se estaba apoderando de todos nosotros, no sabíamos que había sido eso pero teníamos temor de averiguarlo.
-Todos colóquense debajo de sus mesas, iré a ver que ha sido eso –nos ordenó el profesor saliendo del salón.
Hicimos caso a lo que el profesor nos dijo pero al hacerlo la sensación de miedo seguían aumentando con el pasar del tiempo que permanecíamos ahí. Los gritos se siguieron intensificando hasta que no pudimos soportarlo más.
- ¡Corran! ¡Solo corran!
Todos le hicimos caso a esa persona sin dudarlo y empezamos a correr como locos, en la parte de afuera todo era un caos, en todos los pasillos los estudiantes y algunos profesores corrían despavoridos como si no hubiese un mañana, trataba de identificar cual era la causa pero era casi imposible ante tanto bullicio y tantos alumnos desesperados.
De entre la multitud uno de los estudiantes se abalanzó sobre otro e inhumanamente comenzó a morderlo y a desgarrarle la piel de su cara y cuello sin piedad y raciocinio alguno.
Mi primer impulso fue correr hasta ellos y empujar al carnívoro para quitarlo de encima del otro pero con las mima rapidez que cayó, se levantó. Ahora el objetivo pasaba a ser yo, 2 frías e inertes esferas de color grisáceo me enfocaban, de su boca descendían hilos de sangre que manchaban su cuello y ropa haciendo resaltar más su blancuzca piel. Un escalofrió me recorrió de arriba abajo y mi primer instinto fue dar un paso hacia atrás, el joven pegó un gruñido como si fuese un animal y sin previo aviso se abalanzó sobre mí tirándonos al piso, quedando yo en una posición para nada ventajosa.
El estudiante abrió su boca dejando ver una larga hilera de dientes manchados de sangre y sin pensarlo se acercó lo suficiente para asestarme una mordida, rápidamente me le adelanté y le clavé mi brazo izquierdo en su cuello evitando el mordisco.
- ¡¿Que estás haciendo?! ¡Acaso estás loco! –grité mientras trataba de quitármelo de encima.
El joven no respondía a mis gritos, incluso me daba la sensación de que no entendía para nada lo que le estaba diciendo, el muchacho encima de mí tenía puesta toda su atención en arrancarme la piel de mi cara de una sola mordida.
-¡Ayúdenme! ¡Alguien que me ayude!
Mis gritos no eran escuchados por el resto de los estudiantes, todos estaban concentrados en salvarse, sentía las pisadas apresuradas de muchos de ellos que pasaban por mis costados, pero sabía que simplemente estaba huyendo. Giré mi cabeza hacia el lado izquierdo y el estudiante que la cosa encima de mí había mordido primero, estaba comenzando a moverse.
- ¡ayúdame! ¡Despierta! –le grité.
El estudiante que estaba a mi lado si escuchó mi llamado pero cuando su vista se enfocó en mí, sentí como si me hubiese caído un balde agua fría, este otro tenía la misma mirada grisácea e inerte, toda la piel de su cara había sido desprendida y su carne estaba al rojo vivo pero eso no le impedía arrastrarse hacia mí con la misma agresividad que el otro estudiante tenia.
Tenía que hacer algo rápido, mis fuerzas comenzaban a agotarse y lo menos que yo quería era convertirme en el almuerzo de ese par de psicópatas, junté todas las fuerzas posibles con la adrenalina que sentía en ese momento y logre quitarme al estudiante de encima.
Luego me levanté raudo y sin darle chances al otro de que se recuperara lo embestí hasta llevarlo hasta uno de los balcones que la universidad tenia, al llegar allí aventé al estudiante cuatro pisos abajo y a pesar de la altura en la que yo estaba, escuché claramente el crujir de sus huesos cuando chocaron con el pavimento. No me molesté en saber si había quedado vivo o no ya que la respuesta era muy obvia, tenía otras preocupaciones y la principal de todas ellas era el otro estudiante que se acercaba ferozmente hacia mí con cada segundo que dejaba pasar.
Mi única reacción fue agarrar una escoba que se encontraba cerca de mí y comenzar a golpearlo repetidas veces en la cabeza, mis emociones estaban ligadas y ninguna me dejaba pensar con claridad, pero la que más destacaba de todas ellas era el remordimiento, a pesar de que el estudiante había perdido todo rastro de humanidad me sentía una persona cruel cuando lo golpeaba.
- ¡Recapacita, vamos!
Seguí golpeándolo mientras se seguía arrastrando, pero a pesar de darle decenas de golpes este no parecía sentir dolor, seguí gruñendo a medida que se acercaba, luego de golpearlo repetidas veces, el palo de la escoba se partió en 2 dejando en mis manos una parte con una punta muy filosa.
Consumido por la desesperación y sin tener otra alternativa le clavé varias veces la punta filosa en el cráneo hasta que su cuerpo quedó inerte.
-No me dejaste otra opción –le susurré al cadáver del estudiante que ahora yacía en el piso con un charco de sangre rodeándolo y varios agujeros en su cabeza.
Mi cara y varios partes de mi ropa habían quedado salpicados de sangre, pero en este momento eso era lo que menos me preocupaba. Todo había quedado en silencio, el silencio me daba un poco de paz, una parte de mi me hacía sentir que lo peor ya había pasado, pero otra parte aun mayor sabía que el peligro apenas comenzaba...
ESTÁS LEYENDO
Los Muertos Caminan
Science FictionJacob Black: un joven estudiante de la universidad se ve envuelto en uno de los mayores atentados que la humanidad jamas haya presenciado. Un virus de origen desconocido muta a las personas convirtiéndolas en muertos vivientes hambrientos de carne h...