Capitulo 2

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Abrí mis ojos y miré a mí alrededor, el telón nocturno ya había caído sobre la universidad y al no haber luces encendidas todo estaba en penumbras, a excepción de unos cuantos pasillos que tenían ventanas superiores por donde la luz de la luna se filtraba iluminándolos tenuemente.

El piso donde me encontraba estaba completamente solo, a diferencia de los otros donde si ponía la atención suficiente, podía escuchar los gruñidos extraños que hacían los muertos vivientes que se alimentaban de carne humana.

Me levanté y me asomé al balcón por donde arrojado a aquel estudiante convertido en un muerto viviente y me sorprendió lo que vi, como si fueran hormigas en un hormiguero, una cantidad desbordadora de estudiantes inundaba el campus, cientos de jóvenes que antes eran simples alumnos ahora se encontraban convertidas en esas cosas, caminando sin rumbo fijo, chocando entre sí, la sangre brotaba de sus bocas y de su cuerpo, a otros les faltaban algunas de sus extremidades, otros tenían sus intestinos colgando pero eso no parecía impedirles seguir, incluso vi como varios de ellos se amontonaban para devorar un cadáver.

A esas cosas no se les podía llamar personas, habían perdido en ellos todo rastro de humanidad, ahora eran una especie muy diferente a la de nosotros.

Me volví hacia los pasillos y me senté recostando mi espalda sobre los casilleros mientras pensaba en que podía hacer, no podía gritar, eso sería lo último que haría, aunque sentía unas ganas enormes de gritar para pedirle auxilio a algún otro ser viviente que hubiera en la universidad sabía que si lo hacía llamaría la atención de todos los muertos que fueran posibles y lo menos que quería era eso.

Salir de la universidad y escapar resultaba casi imposible o al menos no de noche, las puertas estaban llenas de muertos vivientes, como si esperaran que alguien saliera por ellas, hasta ahora mi única opción era esperar que amaneciera, con la luz del sol iluminando, las cosas podrían ser un poco más fáciles. Aún tenía la esperanza de que hubiera un ser humano aquí en la universidad y yo esperaba encontrarlo.

Mientras analizaba me preguntaba que era esto que estaba pasando ¿De dónde había salido esta pandemia? ¿Qué ocasionaba que las personas perdieran la cordura de esa manera?

De pronto a mi mente llegó el recuerdo de la tonta discusión que tuvimos mis amigos y yo cuando veníamos de camino hacia acá sobre Rick y Shane, nosotros veíamos constantemente esa serie y allí aparecían estos seres los cuales ellos llamaban ''caminantes'' si lo analizaba a fondo eran idénticas las similitudes entre la serie y la vida real.

-Jacob, Jacob...

Una voz al final del pasillo opuesto donde me encontraba me hizo abrir los ojos y prestar atención, la había escuchado como un pequeño susurro, me levanté y con mucho cuidado comencé a avanzar hacia el lugar de donde provenía esa voz, no sabía que pensar, después de estar muchas horas sin hablar quizás estaba empezando a volverme loco.

–Jacob, Jacob, Jacob...

Había vuelto a escucharlo mucho más claro y esta vez no me quedaban dudas de que alguien me estaba llamando.

–Hey ¿Dónde estás? –Susurré–. ¿Me escuchas? No tengas miedo, puedes confiar en mí.

El salón de donde provenía dicha voz estaba hecho un desastre: lápices, borradores, gomas, libretas, mesas y sillas se encontraban desperdigadas por todas partes, era como si un tornado hubiese pasado por aquí llevándose todo a su paso.

Pero a pesar de toda la oscuridad que allí había, pude visualizar a una silueta que se encontraba de espaldas hacia mí, esa silueta yo la podría reconoce en cualquier lugar, se trataba de mi amiga Evelin.

El haberla encontrado en este lugar me daba una sensación increíble de tranquilidad, sabía que ahora tenía un aliado para poder escapar de aquí.

– ¡Evelin! –la llamé feliz-. Soy yo, Jacob.

Cuando volteó y vi su rostro, la tranquilidad que había sentido segundos atrás desapareció, tenía los mismos ojos grises de los muertos vivientes, su boca estaba ensangrentada y hacia extraños sonidos mientras mostraba sus dientes.

Tal y como pasó con el otro estudiante, Evelin se abalanzó sobre mí y por segunda vez yo quedaba en una posición desventajosa. Evelin siempre fue más pesada que yo, así que era mucho más difícil defenderme, no trataba de reaccionar con ella, sabía que de nada serviría, lo único que podía hacer era defenderme, pero con cada según mis fuerzas se agotaban más y más, de un instante a otro mis fuerzas me abandonaron y ese fue el momento perfecto para que Evelin asestara una mordida en mi cara.

Sentía como si mi garganta fuera a explotar de tanto gritar, todo a mí alrededor se volvió rojo, la piel de mi rostro y de mi cuello fueron brutalmente arrancadas y por más que gritara sabía que nadie escucharía, en ese instante sentí que todo era el fin...

– ¡Jacob! ¡Jacob! ¡Despierta!

Lo primero con que se toparon mis ojos al abrirlo fue con una cristalina mirada de ojos azules como el mar que me observaban con alivio al saber que había recobrado la conciencia, miré a mi costado derecho y la cosa que había intentado atacarme se encontraba inerte en el suelo, no sabía en qué momento había quedado inconsciente pero tampoco perdería tiempo averiguándolo.

–Levántate, tenemos que salir de aquí –dijo ayudándome a incorporarme.

Los alumnos seguían corriendo, otros gritando, y otros llorando,el caos aún estaba en su apogeo. Tomé el palo de escoba con punta afilada que descansaba en el piso y junto con Eliana nos unimos a la multitud de estudiantes que luchaba por salir de este lugar.

Los Muertos Caminan Donde viven las historias. Descúbrelo ahora