Andrés habría de ir a casa de Eliza por una invitación que le hizo la hermana de ella.
Andrés estaba emocionado porque vería a Eliza.Estando en la puerta de la casa de ellas sentía como poco a poco su estomago se iba vaciando mientras escuchaba los pasos rápidos, como por las escaleras de la casa sonaban. Esperaba con ansias que abriera Eliza. Pero no fue así, Sara, la hermana de Eliza de quien tuvo la invitación, abrió.
Andrés con una sonrisa un poco fingida agradeció la rapidez con la que bajo Sara a atenderlo.Estando ya en su casa, escucho como una voz, la voz más bonita que hace tiempo no escuchaba se oía agitada con tantos trabajos y cosas pendientes.
Era Eliza, estaba en su habitación un poco fastidiada con todos sus proyectos y su vida.Andrés esperó en la sala mientras Sara cocinaba algo para los tres.
Eliza subió a ver a su hermana y se paralizó un momento al ver a Andrés sentado ahí. Andrés la vio y sonrío delatando su enamorado corazón.Mientras Sara cocinaba, Andrés y Eliza se acercaron para hablar. El uno miraba los labios del otro, como si trajeran oro en ellos.
No se habían visto por mucho tiempo, pero se recordaban igual que la última vez.
Eliza le preguntó:—Me has extrañado?
Andres con una sonrisa antipática respondió:
—Más de lo imaginas. Más de lo que creo.
Eliza hizo otra pregunta.
—Cuánto me has extrañado?
Andrés mirándole directamente a los ojos dijo:
—Mucho, demasiado. Cada día sin ti siento que dura 30 hora, y las 30 horas te extraño. Y las 30 horas nos extraño.
Eliza con una sonrisa dijo muy segura:
—Lo sabía.
Y se dio vuelta y mientras caminaba alejándose hacia las escaleras para ir al piso de abajo iba diciendo:
—Aunque no lo creas. Súmale unas cuantas horas a las tuyas y sabrás cuánto tiempo te he necesitado.
Diciendo esto se disponía a bajar hacía su cuarto. Andrés rápidamente la detuvo.
—!Espera!—Dijo casi gritando. Dándose cuenta de esto, bajó la voz y mirándola dijo:—Quédate un poco más, hace mucho tiempo no he sabido de ti.
Eliza lo estaba dudando pero se quedó.
Comenzaron a hablar. Sentados en la mesa, comieron, hablaron con Sara y Sara vio que debía dejarlos solos. Ella bajo un rato.
Ya solos los dos se sentían un poco incómodos.Mientras Andrés y Eliza hablaban en la mesa, Eliza le preguntó:
— Por qué te gusto? Me querrías si fuese fea?
Andrés entrando en enojo y con un poco de dominio propio, intentó no arruinar el momento y dijo muy calladamente:
—La inteligencia opaca la belleza, y una hermosa sonrisa también puede opacár la inteligencia. Pero tú tienes ambas y lo mejor es que no tengo que elegir. Eso me gusta de ti.
Andrés estaba pensando y un poco bajoneado por las preguntas.
No quería que ella piense que le gusta solo por lo hermosa que es. Aunque es algo tonto, ya que ellos se conocieron sin verse y aún ahí a Andrés, Eliza le parecía interesante y muy inteligente.Llevaban horas ahí y era tiempo que Andrés se vaya. Fue a despedirse de Sara y le pidió a Eliza que le abriera la puerta.
Mientras bajaban sentían que un beso se iba a dar, Andrés sintió otra vez la sensación en la panza de cuando estaba por entrar. Ya con la puerta abierta y Eliza mirando hacia otro lado como evitando eso, Andrés con una sonrisa fingida dijo —Hasta luego— y le dio un beso en la frente. Eliza no intentó nada ni el tampoco.
Andrés se fue y llegando a su casa se cambió y se acostó.Su celular sonó. Era un mensaje....
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Eliza.
JugendliteraturAndrés y Eliza, dos jóvenes viviendo una historia de amor en dos caminos distintos. Uno de ellos locamente enamorado y el otro fingiendo un amor que no siente. En el transcurso entenderán que no debieron cerrar el candado y tirar la llave al mar. O...