Prólogo

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Millones de cámaras fotográficas fuera de la casa. Reporteros de todos los canales noticiarios de la ciudad. La muerte de mi hermano se había hecho viral. En la televisión, fotos del auto estrellado contra un camión. El camionero siendo entrevistado. Corrí la cortina de la ventana, mientras secaba una lágrima que rodaba por mi mejilla. Mamá y papá estaban en su habitación, probablemente llorando.
Fui a mi habitación y revolviendo en el cajón de mi ropa interior, saque la navaja. Me dirigí al baño y cerré la puerta. Subí la manga de mi remera y mire mis infinitos cortes. Le puse nombre a cada uno: Bradley, Sarah, Mike, Zac y Lisa. Los nombres de mis acosadores. Pase el dedo sobre mi ultimo corte: Bradley.
Bradley era una perra egoísta, la típica rubia, capitana de las porristas. Su último acoso había sido hacia dos días, ya que ayer no había ido a la escuela. Me había estampado la cabeza contra los casilleros, y me había dejado sangrando la nariz.
Al mismo tiempo que mis lágrimas caían, deslicé la navaja sobre mi muñeca, dejando que la sangre fluyera. Toda la tensión cayó, al igual que la sangre sobre el lavamanos.
No era nada extraño. Toda mi vida había sido así. Bullying en la primaria, bullying en la secundaria. La diferencia es que en la secundaria encontré la forma de desquitarme, dejando salir el dolor.

Strange BoyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora