Capítulo 4

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Takano tomó a Ritsu de la mano y se lo llevo rápidamente del hospital, su amor no tuvo reacción alguna, lo siguió en el silencio más sepulcral, es más, ni siquiera lo regañó por llevarlo de la mano, aunque  siempre lo hacía pues no se acostumbraba a la situación.

Cuando llegaron al auto, el mayor intento rozar sus labios, pero el de ojos verdes hizo caso omiso, sutilmente corrió sus labios y acto seguido entro al auto, técnicamente cerrándole la puerta en la cara a Takano. Lo que este último interpretó como vergüenza de los vieran en público, pese a que estaban en un estacionamiento subterráneo y no se veía nadie a la vista.

Al poco andar y dado que no había conversación alguna, Takano estaba de los nervios, ya no soportaba más.

—Ritsu, vamos dime lo que piensas, estas muy callado — pidió Masamune que no sabía cómo iniciar la conversación, realmente quería saber si el otro estaba celoso, molesto o si tenía alguna reacción.

—  Que horrible lo que le pasó a Yokozawa-San, nunca pensé verlo tan mal —  explicó Ritsu sincero, en sus ojos se veía la preocupación. Pero luego de eso desvió su atención a la ventana y no habló en todo el camino. Lo que Takano decidió  que era mejor hablar en casa. Tenía miedo, era raro ver a Ritsu tan calmado, pesar a llevar unos meses saliendo formalmente, el menor tendía a sonrojarse por el simple hechos de estas solos en un lugar cerrado pero en ese momento no había reacción alguna. 

Ritsu no estaba del todo bien, por su mente pasaban muchos pensamientos distintos. A su mente vino aquella fantasía la cual aún le dolía, en la cual veía a Yokozawa y Masamune teniendo sexo, quizás como la habían disfrutado disfrutado,  después de todo Takano fue con el único que se dio como tal, que tuvo relaciones de otra forma, mientras él era simplemente una persona aburrida hasta en la cama.

Se empezó a sentir aún más triste, ¿y si Takano ya se aburrió de su forma  monótona y poco pasional, quizá buscaba su reemplazo? Movió la cabeza como negando, intentando alejar esos pensamientos tan estúpidos. Pero cada minuto se deprimía más y más. 

Por otro lado, Takano se estaba desesperando, si había algo que odiaba profundamente en su vida era que la gente no aclara sus cosas,  después de todo, gracias a ese tipo de situaciones, ya había perdido una vez al amor de su vida y no quería volver a perderlo nuevamente. 

Cuando llegaron a su departamentos (ya que aún no vivían oficialmente en uno), Ritsu intentó ir a su departamento alegando que estaba cansado y que tenía mucho trabajo acumulado, ya que se habían retirado de la oficina más temprano de lo usual. Pero Takano no lo dejo ir a ningún lado y nuevamente lo arrastró  hasta su hogar con la excusa que deberían comer algo y juntos, recalcando más de una vez  que tenían temas pendientes.

—  Ya me harte – dijo Takano golpeando la mesa — Ritsu me puedes decir qué diablos pasa por tu cabeza. ¿Te molestó lo de hoy? ¿Tienes preguntas? Créeme, responderé cada cosa, pero por favor ya deja de mirar de esta forma tan triste y no hablar palabra alguna, ¡me estas desesperando!

Ritsu se tomó por sorpresa el comentario, pues no se dio cuenta que estaba expresando tanto, según él estaba en el mejor de los engaños, pero no, Takano había visto toda su alma. Por otro lado, esta era una oportunidad para sacar un poco de información,  dudaba que se diera de nuevo, así que aprovecharía de sacar todas las incógnitas que que tenía desde hace algún tiempo. 

—  Bien, hablemos — pidió un Ritsu muy calmado,  ese fue el inicio a una serie de preguntas y respuestas.

— ¿Qué relación tenías con Yokozawa antes de reencontrarnos?

—Fuimos grandes amigos y tuvimos muchas noches de sexo, pero mi cuerpo sólo te recordaba a ti, incluso le decía tu nombre. Eso fue mucho tiempo antes de reencontrarnos, cuando nos vimos solo éramos amigos, ya no había sexo.

— ¿Es verdad de lo las llaves, esa fue la razón?

— Obviamente fue por Sorata, un par de veces lo usamos por otras razones, no te mentiré —  bajo la mirada — pero en la actualidad yo ni recordaba que en nuestras manos estaban las llaves del otro, no le tome mucha importancia, perdón.

— ¿Es verdad que sólo lo viste 15 minutos ese día?

— Por el amor de Dios Ritsu, claro que sí. Él estaba muy enfermo y no tenía a quien recurrir, tú sabes que el oso no es la persona más sociable de este mundo. Además, estaba peleado Kirishima, así que estaba muy deprimido. 

—  Dime la verdad, ¿Me amas? — esto fue lo que más le costó pronunciar a Ritsu, pero de cierta forma necesitaba oírlo y alejar todos los estúpidos pensamientos que esa tarde rondaban su cabeza, haciéndolo sufrir y dudar del gran amor de su vida, se sonrojó al pensar como lo había llamado en su mente.

— Amor, te amo con todo mi corazón, nunca te pude olvidar porque nosotros estábamos destinados a estar juntos. Ritsu, mírame y créeme ¡te amo con toda mi existencia! — acto seguido abrazó al menor y ambos se fundieron en uno de los abrazos más tiernos que pudieran existir, así fueron andando hasta llegar a la cama.

En este lugar se siguieron abrazando y luego muchos besos, pero no aquellos llenos de deseo pasional, sino unos llenos de amor sincero. Expresaron todo su amor contenido, fuera de algo sexual. Fue un momento excepcional, pues hasta lo que llevaban de relación nunca se había mostrado de esa forma, tan linda y tierna.

Al cabo de unos cuantos minutos, cuando las cosas se estaban volviendo más acaloradas, fue Takano quien rompió el silencio.

— Ah sí que el mañoso de Ritsu estaba celoso jajajaja — dijo Takano riendo, mientras le hacía cosquillas a su novio, este le dedicaba una de las miradas de más profundo odio que pudieran existir.

— Cállate, sabes que no es así — le dijo Onodera serio y realmente molesto, mientras se sonrojaba ante el mayor. Mientras comenzó a caminar en dirección a la salida del departamento de Takano.

—  ¡Ay sabes que es verdad!, estabas todo celoso, imaginando quizá que cosas, eres realmente estúpido — lo estaba molestando Takano con una gran sonrisa, estaba  realmente agradecido que las cosas se hubieran calmado. Ni siquiera se había dado cuenta que ya estaban en el pasillo del departamento y que Ritsu se disponía a abrir su puerta.

—Takano, lo acepto, estaba muy celoso de no comprender que rayos pasaba entre tú y Yokozawa, de no saber que lo visitabas en su departamento e imagine millones de cosas — ante lo cual Takano abrió desmesuradamente los ojos, no podía creer lo que le estaba confesando Ritsu.

Acto seguido el menor lo tomó por la cintura y le dio un beso lleno de pasión y lujuria, como si estuviera marcándolo de su propiedad. Fue un beso con mordidas, lenguas y roces involucrados, como si nada importara, mucho menos que estaban a vista y paciencia de todos.

El cuerpo de Takano reaccionó y sólo necesitaba tener a su amor en ese momento sin ropa. El ambiente estaba más que caluroso. Sólo se separaron por la falta de oxígeno.

—  Y por lo mismo, por hacerme sufrir de esa forma, ¡te quedas sin sexo! — inmediatamente entró a su departamento, cerrándole en la puerta en la cara a un aturdido Takano, que reaccionó tardíamente.

— Vamos Ritsu, era una broma, ábreme — rogaba Takano afligido

— Ve a tu casa, esta puerta no se abrirá hasta mañana, buenas noches — fue todo lo que pronunció Ritsu, mientras una sonrisa se dibujaba en sus labios, como le encantaba hacer sufrir a su gran amor, se merecía esta mini venganza. Además,  él no estaba como para una noche de sexo, estaba muy cansado para disfrutar o para complacer a su amor, ya mañana jugarían como siempre.

Takano volvió resignado a su departamento, luego de minutos sin respuesta por parte del menor. No podía creer lo que acaba de pasar, como el imbécil de su novio, lo había dejado con esas horribles ganas y con ciertos problemitas en su anatomía.

Ritsu sintió sonar su teléfono con un sonido de correo, lo abrió y ante sus ojos estaba escrito lo siguiente.

>>Ritsu me las pagaras, te dejare sin poder caminar por semanas

Besos, Te amo, Takano.

Ante lo cual Ritsu rió de forma nerviosa, sabía que Takano siempre cumplía lo que prometía...

Y todo por un resfrío (Trifecta)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora