Capítulo 1

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Hace 10 años

Como cada mañana, la señora Preston se dirigía a la casa de su madre a dejar a su pequeña hija, Kenna.

Como era de esperarse, Kenna con cara de disgusto subía al auto, pensando en que sus días de tortura ya habían comenzado sin haber empezado aún la escuela.

*********

Eran las 9 de la mañana y el último camión de mudanza se acercaba a la casa en dónde vivirían. Peter se encontraba muy emocionado porque en ese último camión se encontraban todos sus juguetes. Cuando el camión se estacionaba, seguidamente un auto color platino tomó lugar detrás de este, justo delante del jardín de la casa de enfrente, una señora con alrededor de 60 años salió de esa pequeña casa amarilla y se dirigió hacia el auto que recién había llegado.

Cuando Peter giró su mirada en dirección hacia el mismo auto, se encontró con una pequeña niña de cabellos negros que tenía el ceño fruncido y los brazos cruzados mientras miraba fijamente a la señora, quien se hallaba riendo al ver la expresión de la niña.

-¡Mi pequeña Kenna está emocionada por una tarde con la abuela!- dijo la misma señora respondiendo sarcásticamente.

Peter mientras seguía observando atentamente la escena guío su vista hacia la pelinegra, encontrándose con su mirada. Inconscientemente una sonrisa alargada se dibujó en el rostro de Peter, mientras que en el rostro de Kenna solo se hizo una mueca y sacó la lengua en dirección a Peter sin dejar de observarlo. Otra señora más joven, que Peter desconocía de quién se trataba, salió del auto junto con una maleta de donde se podía apreciar que sobresalía una raqueta rosa.

De pronto a la cabeza de Peter se le vino la idea de ir por su pelota azul que había estado reservando para estrenar en su nueva casa, y qué mejor que estrenarla con la niña que hasta ahora sabía se llamaba Kenna. Cuando salió disparado hacia el camión de mudanza, su papá lo detuvo para preguntar que hacía.

-Peter, ¿a dónde vas tan rápido? - preguntó haciendo resaltar su acento neerlandés.

-¡No lo vas a creer papi!- dijo exaltado de la emoción - Acabo de conocer a una niña que se ve que quiere jugar conmigo y no tiene amigos, vine por mi pelota nueva para que jugáramos con ella.

-Está bien Pet, pero no quiero quejas ni desorden.- justo antes de dejarlo ir le dijo- Hey, ¡has amigos!

-Sí, papi- dijo gritando mientras salía corriendo.

Cuando Peter llegó, vio que el auto platinado ya no estaba, y no le quedó otra alternativa, más que ir a tocar el timbre de la casa amarillenta.

Sin vergüenza alguna, tocó el timbre riendo por el sonido que éste hacia, simulaba a pajaritos cantando. Enseguida, Kenna abrió la puerta, pero al darse cuenta de quién era, no dudo en cerrarla en la cara del pequeño, no sin antes gritar a su abuela.

-¡Karol! Hay una rata afuera.

-¿Cómo que una rata? ¡Si acabo de fumigar!- dijo ahora ella abriendo la puerta, donde del otro lado seguía sin moverse Peter con una sonrisa.

-¿Cómo está señora? Vine a jugar con Kenna.

Su abuela se volteó a ver a Kenna, quien se escondía detrás de sus cortas piernas. Las dos tenían una cara de confusión, a lo que Peter aclaró.

-Diculpe por no haberme presentado, mi nombre es Peter Houtman vengo de Holanda y vine a jugar con Kenna. Por cierto, somos vecinos- dijo señalando a su ahora casa.

-Tu voz es rara- dijo Kenna haciendo cara de asco.

-Es porque soy de Holanda. ¿Ahora si ya podemos jugar?

La abuela volteó a ver a Kenna- Deberías ir Keny- dijo fastidiándola.

-No me llamo Keny

-Está bien, ve KENNA- dijo resaltando su nombre- Vayan a jugar al patio mientras yo les preparo unas Tortitas de canela para desayunar-

¡Sí!- dijo Kenna con la primera sonrisa que había tenido hasta ahora.

-Señora, perdone por la imprudencia, pero mi familia y yo somos alérgicos a la canela.

-¡Lo que faltaba! Aparte de bobo, raro- dijo Kenna desesperada por según ella lo raro de Pet.

-No te preocupes Pet, cuando regreses de jugar te haré unos deliciosos Hot cakes.

-Mucho mejor, gracias señora...

-Mi nombre es Karol Minger.

-Bonito nombre para una bella mujer.

-Eres un encanto Peter. Si te aburres estas vacaciones, puedes venir a jugar con Kenna, ella estará viniendo todos los días. Por cierto ¿cuántos años tienes?

-Gracias señora. Solo tengo 8 años. Mis papás dicen qué aparento más.

-Eres perfecto para mi nieta de 6 años, aunque es una lástima que ella sea lo contrario a ti.- dijo mirando a Kenna quien se encontraba mirando fijamente a Peter y no se había perdido ni un solo detalle de la conversación.

-No lo creo...- Peter se vio interrumpido por la señora Minger.

-Solo Karol o puedes decirme abuela, como tú prefieras.

-Como decía Karol, no creo que yo sea mejor que Kenna, además ella es muy bonita.-dijo haciendo sonrojar a Kenna- Ahora si nos permites, ¿podemos ir a jugar?

-Claro, adelante. No se asoleen y tengas cuidado con las plantas.- dijo empujándolos hacia afuera y aventándole su pelota a Peter y su maleta a Kenna, a quién le cayó en la cara.

Kenna se quedó parada mirando a Peter con algo que descifraba era odio. Peter cuando se dió cuenta de esto rompió el silencio.

-Si quieres yo te lanzo la pelota y tú le pegas con la raqueta- dijo Peter, pero al ver que la cara de odio de Kenna empeoró, cambió sus palabras y sonrió intimidado- O como tú quieras.- al momento, logró visualizar una bicicleta rosa- ¿O quieres andar en bici?

-No se andar en bici tarado. ¿Por qué siempre estás sonriendo y no tienes un diente? Además, ¿quién te dijo que yo quería jugar contigo, si eres un raro y tonto perdedor?

Agotada su paciencia, Peter solo se limitó a aventar la raqueta de Kenna hacia la piscina de la abuela. Esta vez no soportaría que lo volvieran a insultar, se supone que se mudarían para olvidar el mal pasado que habían vivido en aquel terrible lugar.

-¿Qué hiciste bobo? ¡Es nueva! ¡ABUELA!- gritó Kenna haciendo que Peter se arrepintiera de lo que había hecho, intentando enmendar su error metiéndose a la piscina por la raqueta. Él nunca había sido así, sin importar lo que la gente le hiciera, él lo ignoraba pensando en que lo hacían sin intención de lastimarlo.

Cuando la abuela salió, era la hora de que Kenna armara su show, pero la abuela conocía a Kenna como la palma de su mano, así que a ella no la iba a engañar.

-Abuelita, el tonto ese aventó mi raqueta- dijo Kenna soltando unas falsas lágrimas mientras hacía un puchero y señalaba a Peter, quien ya había salido de la piscina con la raqueta en las manos.

-Lo siento Kenna, no era mi intención- señaló Peter apenado de la situación.

Karol se acercó a él y le dijo discretamente- No te preocupes, así es con todos; y esas lágrimas, son falsas.- aseguró guiñándole un ojo.- Después de este numerito, supongo que ya iremos a desayunar. Adelántate a la cocina Peter, en lo que yo busco una toalla para poder abrigarte y no te de un resfriado. En cuanto a ti Kenna, le pedirás perdón a Peter y esa queja ira a tu mamá.- terminó de decir adentrándose a la casa.

Peter comenzaba a avanzar hacia la puerta, pero una mano en su oreja se lo impidió.

-Ni creas que esto se quedará así Peter...

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-Cori 

Odiando a la ProtagonistaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora