Jeff The Killer

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Si hablamos de vida familiar... La suya era un desastre. No sólo por el hecho de que su padre se pasaba casi todo el día fuera de casa, con la excusa de que estaba trabajando y en realidad estaba follando con alguna ramera cualquiera, o que su madre enferma de la rutina se la pasaba lamentándose día y noche de las decisiones que había tomado en la vida, y pagaba su mal humor de la menopausia con el primero que se le cruzara, incluso que sus días se basaran en encerrarse en su habitación con el fin de no salir en unas buenas horas. En realidad, que fuera el saco de boxeo de su madre era lo de menos, ser el menos prestigiado o el hijo favorito no era la cuestión... El verdadero problema, según él, se hallaba más adentro. Se preguntó en incontables ocasiones si él era el verdadero causante de tanta miseria acumulada y enconada en cada rincón de la casa, tan sólo por su existencia.

Tal vez por ello su madre se quejaba un día y otro también de que debió haberle hecho caso a su madre, de nunca ir a aquel hotel con ese hombre. Donde cabe destacar, había sido la noche en que lo engendraron a él y que tal vez, podría no haber sido el hombre al que ahora llamaba "papá".

Sin embargo, llegó a pensar - por alguna razón.- que las cosas cambiarían al mudarse de vecindad y cambiar de ambiente, tal vez su madre sería más feliz y su padre estaría demasiado ocupado con la mudanza para ir con zorras.

Claro que sí hubo cambio. A ojos de los vecinos, eran la familia perfecta. Inclusive para aquella vecina chismosa de enfrente, que sin conocerlos ya los estaba invitando a fiestas, con aquello sonrisa falsa y un niño mocoso detrás. Le provocaba náuseas.

Pero no todo era gris en su vida, o por lo menos, no por completo. Él y su hermano Liu siempre habían congeniado muy bien, y eran bastante unidos. Eso pensaba Jeff.

Liu siempre fue el hijo aplicado, era responsable, sociable y además atractivo, era el menor consentido de mamá y papá. Jeff era un marginado al que nunca le habían gustado las personas, hablar con ellas por demasiado tiempo le disgustaba y le hacía sentir incómodo, él era, como él solía llamarse a sí mismo, "el primer intento que salió mal" . Sólo veía hipocresía en las caras de los demás y no tenía fe en la humanidad. Lo repetía constantemente.

Ser él era solitario. Pero era el único que veía la decadencia que vivía. Lo admitía, porque nadie juzgaría sus propios pensamientos. Eso pensaba.

Su madre era infeliz y su padre le era infiel, pero estaba ciega. Liu sabía que la familia se estaba yendo al carajo, pero seguía sonriendo. No lo entendía, pero volvía a guardarse el dolor.

Eso hizo, hasta que golpear los débiles cuerpos de los bullyings lo liberó de algo que ni él mismo sabía que lo tenía acorralado. Por primera vez en toda su vida, sintió un chispazo de placer. Y fue como si toda la basura que había estado viviendo dejara de importar.

Pero sabía que estaba mal, muy mal. Lo descubrió cuando por su culpa se llevaron a su querido hermano a la cárcel por sus propios crímenes, aquel que no tenía la culpa de nada. Sabía que estaba mal, pero no podía dejar de sonreír.

Pensó, ¿por qué molestarse? En el fondo sabía que sus padres lo culpaban de ello, a pesar de todo... En el fondo ellos hubiesen deseado mil veces que fuera él el que estuviera en la cárcel, y no el hijo perfecto. Aunque no lo admitieran en voz alta, aunque lo maldijeran a sus espaldas, podía escucharlos... Pero estaba anestesiado desde hace muchísimo tiempo.

¿De verdad estaba mal algo que se sentía tan bien?

Inclusive cuando su madre a pesar de todo lo obligó a ir a esa maldita fiesta, o cuando tuvo que pasar por el mayor dolor de su vida al quemarse vivo, cubierto de lejía.

Era un monstruo, lo habían convertido en uno... Pero valió la pena.

Sí, valió totalmente la pena cuando casi pudo ver el alma de Randy esfumándose de su repugnante cuerpo. Valía, porque por primera vez se sintió Jeff. Aún después de arrebatarle la vida a su querida familia. A pesar de haber sido traicionado por ésta una vez más, él seguía sonriendo con un nuevo cuerpo, con una nueva mentalidad y un nuevo amigo. Ya no estaba solo, porque esa amistosa voz en su cabeza lo acompañaba en su nueva vida.

Y al final, ¿A quién mierda le importaba Liu ahora? Mintió y pagó por ello. Y Jeff ya estaba cansado de seguir pagando por él.

Entonces, lo que a los ojos del mundo era inmoral, para él era volver a nacer una y otra vez, lleno de una adrenalina y un gozo inimaginable cuando hacía brotar la sangre de un cuerpo colapsado en dolor, escuchando como música los gritos desgarradores de una víctima y sus huesos crujiendo cuando quería mucha más diversión.

Porque Jeffrey Woods siempre había sido un chico muy aburrido y reservado, lleno de un millón de defectos y baja autoestima. Pero Jeff The killer era fuerte, era feliz y hermoso. Era perfecto.

Jeff The killer sabía que nada lo pararía en la vida, que el mundo estaba bajo sus pies, y que Jeffrey Woods había muerto junto con todos sus defectos. Murió al dejar salir a su verdadero yo. El que no lograra entenderlo, simplemente tenía que irse a dormir.

Eso pensaba. Incluso cuando entre la espesura de la niebla ese hombre de negro, tan exageradamente alto, lo había retado en silencio. Él no podía entenderlo, y Jeff lo ayudaría a hacerlo. Porque Jeff a pesar de todo, era un alma caritativa. O eso pensó, hasta que todo se volvió negro y por un segundo... Sólo por un segundo, sintió miedo una vez más.


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EDITADO

Y sí, cambié un poco el Creepypasta de Yefu. Antes de que venga alguien y diga "oieeh pr0 k n0 i va aCi l0 d Yef :V" lo sé, lo sé. Era necesario, porque SÉH >:V

¡Nos vemos en el infierno!

Mi Condena (SlenderXJeff) ThreeshotDonde viven las historias. Descúbrelo ahora