Capítulo 11

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Narra Leonnor

Estaba tan contenta, por fin estaba con Jos, después de tanto tiempo. Estaba acostada a su lado, con la cabeza apoyada en su hombro, lentamente abrí los ojos y lo tuve frente a mí.

-Hola hermosa, ¿Ya despertaste?-Preguntó con una sonrisa.

-Hola ¿Hace cuanto que llevas despierto?-Pregunté sentándome en la cama, debían ser al rededor de las 09:00 A.M.

-Desde hace unos minutos.

-Debiste despertarme.-Le reproché.

-Es que te veías tan linda durmiendo que no quise molestarte.-Me dijo tiernamente, me acerqué y lo besé.

-Gracias. Iré a la cocina, vuelvo pronto.-Dije levantándome de la cama y marchándome a la cocina. Abajo estaba Dylan y Maya conversando.

-Debes hacer tu trabajo Dylan...-Susurró ella.-Debes seguir ordenes.-Continuó.

-Después lo hablamos Maya, ahora es peligroso.-Dijo Dylan enojado.

-Ufffff...Eres un hueso duro de roer...-Decidí disimular que acababa de bajar por las escaleras.

-Hola...-Dije entrando en la cocina, Dylan palideció junto con Maya.-No se preocupen por mi, sigan hablando.-Les dije sin tomarle mucha importancia.-Yo sólo estoy haciendo desayuno.-Agregué.

-N-No te preocupes, ¿Cómo está Jos?-Preguntó Maya desviándose del tema.

-Oh, está muy bien, solo que algo cansado, creo que no le fue muy bien con Josh.-Dylan estaba tomando té en ese momento y lo escupió.-¡Que puto asco!-Grité asqueada junto con Maya.

-Disculpa ¿Dijiste Josh? ¿Quién es?-Preguntó interesado.

-Ah, es un maldito agente del F.B.I. siempre nos da problemas. Creo que es el jefe o algo así. ¿Por qué la duda?-Pregunté, ya estaba por finalizar.

-Es que ese nombre me suena.-Dijo Dylan sonrojado, se veía muy lindo.

-¿Es que no ves noticias? El muy...-Me aguanté un insulto.-...Se ha llevado todo el crédito de lo que hacen los demás agentes, así se hace ver invencible mientras tiene bien cuidada la raja.-Dije furiosa.

-¿Eso te molesta mucho acaso?-Preguntó Maya un poco confundida.

-Se pinta como si él hubiese atrapado a todos los nuestros y nos rebaja, eso es lo que me molesta.-Dije ordenando todo en la bandeja para llevarle a Jos.

-Ahhhh...-Dio un ademán de comprensión, yo levanté la bandeja y me fui.

-Nos vemos luego.-Les dije mientras salía.

-¿Crees que haya escuchado algo?-Escuché preguntar a Maya.

-No lo sé, pero es probable, espero que no sospeche, ya que no es nada en contra de ellos...-Contestó Dylan, luego subí las escaleras y entré a mi habitación, en la cual estaba Jos jugando con su celular.

-Volví...-Le dije con una sonrisa y mostrando la bandeja.

-Wiiii, tenía hambre, gracias Leo.-Dijo como un chiquillo pequeño.

-Mmm...¿Jos?-Él me miró apenas dije su nombre.-¿Puedo preguntarte algo?

-Ya lo hiciste...-Dijo bromista, yo le di una pequeña sonrisa.-...Pero claro que puedes hacerme otra hermosa ¿Qué sucede?-Preguntó tiernamente, él me mataba.

No tanto como Dylan.

¿Qué carajos...? ¿Quién eres tú?

Tu conciencia. Tu amor espera tu pregunta...

Ah...Cierto.

-¿Cómo te caen los chicos nuevos?-Pregunté.

-Mmm...No he cruzado muchas palabras con ninguno, pero se que traman algo, lo presiento.-Dijo pensativo.-¿A qué va la pregunta amor?

-No lo sé, Maya y Dylan estaban algo raros cuando los vi en la cocina.-Contesté.

-Mm bueno sea lo que sea no nos incumbe princesa.-Dijo, aunque en su mirada no decía eso, el los investigaría más a fondo, lo conozco. Dejó la bandeja a un lado, se subió sobre mi y me beso tiernamente.

-Te amo jamas lo olvides.-Susurró en mi oído, eso me derretía y él lo sabía muy bien.

-Yo también te amo José.-Dije rodeándolo con los brazos.

-¿Recuerdas cuando Freddy te empujaba y yo siempre te defendía y lo golpeaba?-Preguntó con una enorme sonrisa.

Solté una enorme carcajada

-Claro que lo recuerdo Súper Jos.-Dije recordando el apodo que por el que yo le llamaba.

-Esos momentos jamas los olvidaré mi bella princesa, doncella o dama, como más lo prefieras.-Me dijo abrazándome.

-Pero...YO SOY LA REINA...-Grité de repente haciéndolo reír, siempre decía eso antes. En ese instante se escucha un grito.

-¡BAJEN TODOS AHORA!-Gritó Aaron. Con Jos nos miramos preocupados y lo ayudé a levantarse, luego salimos de la habitación a toda prisa, sólo se escuchaba silencio en la casa, nada de corridas por las escaleras ni gritos de quién llega primero, esto no pintaba bien.

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