Capítulo 2

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Nada más despertar escuché ruidos provenientes de la cocina.

Bajé y me llevé una gran sorpresa.

Mis padres, mi hermano Sean y Ethan estaban desyunando.

Es muy raro encontrar a mis padres en casa, ya que pasan la mayor parte del día trabajando como los grandes abogados que son.

Y también me sorprende que hayan dejado entrar a Ethan.

Ellos lo odian.

Creen que él es el culpable de que Sean estuviera un tiempo sumergido en el mundo del alcohol y las drogas. Pero lo que no saben, es que ese fue su medio de escape para afrontar la muerte de uno de sus mejores amigos.

Su muerte fue tan trágica para los chicos que solo conseguían salir de ese mundo depresivo mediante estupefacientes.

Claramente no era la mejor opción.

Pero un día ambos decidieron probar para ver si así desaparecían sus penas.

Sólo lo hacían momentaneamente.

Siguieron consumiendo hasta el primer aniversario de la muerte. Ese día estaban tan mal, que tuvieron una sobredosis.

Cuando se recuperaron decidieron dejarlo, al darse cuenta que estaban poniendo en riesgo su vida.

Estaba tan metida en mis pensamientos que no me dí cuenta de que me estaban hablando.

— Astrid, tenemos algo muy importante que deciros. — dijo mi madre, mientras intercambiaba una mirada cómplice con mi padre.

— Bueno, hemos decidido que como yo estaré un mes de viaje, y vuestra madre estará muy ocupada con un caso. Para que no os sintáis muy solos, iréis a una especie de campamento durante ese tiempo.


No creo que nos sintamos más solos que de costumbre.

— Ethan también irá. — dijo mamá con una sonrisa forzada, ante la posible negación de Sean. — ¿Qué te parece Astrid? — dice mamá mirándome fijamente.

— No me agrada la idea.


— Oh cariño. Ya verás que te lo pasarás genial. Harás muchos amigos.

— Mi propósito en la vida no es hacer amigos. — dije rodando los ojos, harta del mismo tema que siempre. — Cualquier ocasión parece ser oportunada para llamame asocial — Ethan y Sean rieron ante mi comentario.

— Yo estoy de acuerdo con As, no quiero malgastar un mes de mi vida encerrado en un
campamento.

He aquí el rey del drama. 


Puff.

No estaréis encerrados — dijo papá de forma obvia — es más, se puede salir del recinto. Solo tenéis que pedir permiso a un monitor.

— A mí me parece buena idea — habló Ethan por primera vez en todo el desayuno.

— Entonces ya está decidido. Haced las maletas, que mañana mismo os llevaremos.


(...)


El resto del día pasó con normalidad, y ya tenía las cosas preparadas para mañana.

Preferiría pasar ese mes en soledad, ya que mi mejor amiga está en el pueblo de sus abuelos, y no estar rodeada de adolescentes con las hormonas alborotada, y chicas que solo piensan en estar guapas para complacer a chicos.


Será un largo mes...













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