Capítulo 3

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Nada más entrar en el campamento, me vinieron unas ganas inimaginables de salir corriendo de ahí y refugiarme en mi habitación.

Todos parecían divertirse con sus amigos mientras yo me sentía fuera de lugar. No me atrevía a acercarme a ningún grupo por miedo a ser rechazada.
Todo por un maldito trauma que tengo desde hace un año.

Después de un largo rato en el que me dediqué a ignorar todas las miradas llenas de asco, aparecieron los monitores. Nos dieron la bienvenida y explicaron las actividades en grupo que haríamos durante la estancia. Cada grupo será mixto y estará formado por cinco personas.

— Rebecca Smith, Astrid Miller,Ashley Evans, Ethan Ross — nada más escuchar el nombre de Ethan solté un gran suspiro, no aguantaría este mes con dos personas que junto a sus amigas se burlaban de mí. Pero el alivio que tenía desapareció cuando escuché su nombre — y Jev McMorris. Formaréis el equipo naranja y vuestra cabaña será la ocho.

Jev.

Pensaba que no lo volvería a ver. Pero aquí está, dispuesto a hacerme la vida imposible como tiempo atrás.

Cuando lo conocí parecía ser una gran persona, pero las apariencias engañan.

Su familia y la mía tenían una buena relación desde hacia bastante tiempo, de ahí surgió la brillante idea de emparejarme con Jev.

Al principio todo iba viento en popa, pero con el tiempo toda la seguridad que un día tuve desapareció con las humillaciones a las que me veía sometida. El novio que todos creían perfecto, se encargaba de menospreciarme cada vez que salíamos con sus amigos. Aguantaba las risas y burlas de todos, hasta que un día ya no pude más y decidí darle fin a la relación. Y como mi suerte es increíblemente grande, mi madre me obligo a volver con él.
Si antes pensaba que los malos momentos que pasaba eran insuperables, estaba muy equivocada.

Un día ambas familias decidieron que sería buena idea darnos un poco de privacidad, y nos dejaron solos en mi casa mientras ellos iban a un flamante restaurante.

Nada más salieron por la puerta, Jev me arrastró a mi habitación y bajo amenazas, me obligó a sacarme la ropa. En ese momento me sentía sucia y mal conmigo misma por permitir que me estuviera haciendo fotos y manoseando. Justo cuando me tiro a la cama la puerta fue abierta por un desconcertado Ethan.

Días después, Jev apareció en casa diciendo que me había encontrado engañándolo con Ethan, y como prueba enseñó las fotos. Desde ese momento me gané un gran odio por parte de mi madre, que se dedicaba a repetirme cada día lo ingrata que era.

Lo único bueno fue que Jev desapareció, creía que para siempre. Pero no esperaba encontrarlo en el campamento.

Durante ese tiempo intenté volver a ser la misma que antes, pero con su llegada todo lo cosechado parece haberse esfumado en un chasquido de dedos.




























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