Notas al final:
Declaimer: Haikyuu no me pertenece. Es propiedad de Furudate y yo hago esto sin fines de lucro porque nadie en su sano juicio me pagaría.
Mil gracias a Zakki por betear esto. Recientemente me odio porque justo cuando terminaste esto yo te envié algo nuevo y...perdón, pero te adoro con todo mi corazón. Y gracias por el apoyo y la paciencia que me diste a lo largo de este capitulo.
Y finalmente: dedico este capitulo a Valentina VC, quien en la pagina siempre tuvo fe de que actualizaría Faded. Aquí lo tienes bonita.
Capítulo 2: ¿Nos sentiste?
Kuroo sonrió ampliamente cuando la figura del enorme castillo, recortada contra la luz del sol que estaba por ocultarse, abarcó todo su campo de visión. Perezosamente se estiró justo cuando su carruaje iba pasando por un bache, cuya erosión había sido causada por un pequeño riachuelo que terminaba en el lago junto al camino del cuervo, y el movimiento hizo que cayera al suelo de madera. Una suave risita proveniente de su acompañante hizo que girara su cabeza hacia él, entre confundido y sorprendido.
—Pensé que estabas dormido.
—Lo estaba.
—Y despiertas justo cuando no soy nada genial, ¿en serio Kenma?
El aludido sólo se encogió de hombros antes de tomar un pergamino que estaba a su lado en el asiento del carruaje. Sin embargo, no pudo hacer nada con esa pieza de papel pues su pluma no se veía por ningún lado.
Removió los objetos a su alrededor, buscándola, y Kuroo levantó una ceja al ver el genuino interés y esfuerzo de Kenma por encontrarla.
—Sobre tu oreja, Gatito.
Kenma bufó ante el comentario y elevó la mano en busca de aquel objeto. Cuando su mano dio con él, simplemente volvió a ignorar a Kuroo y se centró en abrir el anillo que llevaba, en el cual había algo de tinta en gel. Mojó la punta de la pluma distraídamente y luego la dirigió hacia el juego de sudoku que había dejado incompleto antes de quedarse dormido.
El carruaje paró, al parecer habían llegado a las puertas de la Ciudadela del Cuervo. Justo delante de ellos había otro carruaje con un estandarte color verde y blanco. Kuroo lo recordó vagamente, era de una especie de isla al este de Karasuno, Date-algo, según su memoria, aunque honestamente nunca había sido bueno en geografía.
El turno para su carruaje llegó, y sonrió con burla cuando el guardia reconoció su escudo de armas. Sin embargo, la burla también subió a sus ojos en cuanto el pobre asalariado vio a su mascota, la cual viajaba en un carruaje detrás del suyo. Le daba mucha curiosidad si le pondrían peros para acceder al Nido del Cuervo. Pero el soldado resultó ser más inteligente y, respetando los acuerdos entre Nekoma y Kasaruno, lo dejó pasar, no sin antes darle otra mirada asustada. Kuroo le volvió a sonreír, esta vez con más empatía y se recordó asegurarse de intervenir por el soldado en caso de que quisieran despedirlo por haber dejado pasar a su lindo gatito.
No fue un trayecto muy largo para llegar a la puerta principal del castillo, las calles estaban cerradas y el tráfico era mínimo. Así que cuando bajó del carruaje y ayudó a Kenma a hacer lo mismo, no le sorprendió en lo más mínimo escuchar las trompetas que entonaban la melodía designada a algún miembro de la realeza. A estas alturas de su vida, era un conjunto de notas fácil de ignorar.
Observó la entrada del castillo, encontrándose con otros carruajes a su alrededor, al parecer llegaban justo a tiempo para la fiesta de bienvenida en honor al nuevo consorte real.
Si su memoria no lo traicionaba, su nombre era Hinata; él y Kenma se habían conocido hace años por casualidad, cuando ambos nobles se habían encontrado por accidente en las fronteras entre Nekoma y Karasuno.
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Faded
FanfictionEl día que Hinata y Kageyama, futuros reyes de Karasuno, finalmente se reunieron frente a frente, el destino decidió poner sus ojos en ellos. Las profecías han sido hechas, los corazones han sido rotos, "pero mientras yo este a tu lado: seras invenc...